Ferias de ropa, un sustento de vida vigente

Las ferias son una forma de economía que, mas allá de ser reflejo de contextos sociales, en estos últimos años ayudó tanto a consumidores como a vendedores. Un sistema que debe de considerarse y repensar su futuro debido a la vital importancia que implican para los pueblos.

Con el paso de los años, una forma de economía quizás subyacente a los principales mercados, que se transformó en una posibilidad cada vez más efectiva para todos los integrantes de esta rueda.

De todas maneras, si bien el sistema es un método al que el vendedor puede echarle mano, no le soluciona por completo los diferentes gastos que debe enfrentar, teniendo en cuenta el marco global, nacional y como no provincial. Es decir, inflación, recesión y falta de divisas sigue siendo un problema a la hora de emprender, pero sin duda que los feriantes de ropa son cada día mas.

Esto responde a diferentes fenómenos, por un lado, algunos sectores barriales encuentran una forma de comercio sustentable y capaz de allanar bases para surgir o agrandar su logística. Por otro lado, fenómenos culturales que responden a tradiciones urbanas, donde el consumo en forma de búsqueda de prendas seleccionadas es todo un proceso digno de valoración.

Un feriante de nuestra ciudad, Matías Greco, quién en este caso desarrolla más sus ventas desde plataformas digitales (otra posibilidad brindad por el mercado actual), se expresó acerca del origen de este fenómeno en aumento argumentando que, “los países mas importantes del extranjero fabrican, incluso ropa que aquí aún no es conocida y en tanta cantidad, que es más que la cantidad de humanos en el mundo”.

“Entonces a base de eso hay una sobreexplotación, al punto de que la industria textil no sabe donde dejar eso; de hecho en México, comerciantes y el Ejecutivo tienen un acuerdo para no depositar la ropa allí. Hay otros países donde esta prohibido, pero negocios corruptos generan que se continúe tirando por todo lados”, continúa.

“Creo que el tema de las ferias va creciendo” expresa y agrega que, “puede ser algo positivo en el sentido de reutilización. Hay gente que se dedica a tener negocios o galpones de ropa en Córdoba, Buenos Aires y va comprando de esa, pero en realidad los distribuidores son pocos, incluso grandes empresas utilizan esto”.

En relación a este círculo donde se reicerta la ropa producida en masa agrega que, “hay gente de clase media, o clase media baja que recicla esa ropa, hay lugares donde te pueden vender la ropa así como llego, incluso sucia y otros lugares donde es lavada y clasificada y después la vende por fardos, kilos. De hecho hay grandes entidades que se dedican a eso, es su negocio”.

“Es muy loco, por otro lado, que haya gente que le gusta más usar ropa reciclada de ferias que comprarla nueva en un comercio. Eso es loco porque antes no se veía bien”, finalizó.

Claro que esto alerta a grandes sectores, tanto estatales como privados, y en el transcurso de estos últimos años se han estipulado algunas medidas, las cuales en su gran mayoría ponen el ojo en los comerciantes.

Teniendo en cuenta el crecimiento que este mecanismo está teniendo, se convertirá, sin dudas, en una materia de análisis, pero no solo desde el rigor de la legislación, sino también desde un punto de vista social, político y organizacional.