Precarización y desfinanciamiento en las escuelas “modelo” de Córdoba

Las comunidades educativas de las escuelas PROA, las escuelas insignia del gobierno de Córdoba, se organizan contra la precarización que afecta a la educación pública.

La provincia de Córdoba tiene algo más de cuarenta escuelas orientadas a las nuevas tecnologías que integran el Programa Avanzado de Educación Secundaria con énfasis en las TIC. Son las escuelas PROA, presentadas por el gobierno de la Provincia como escuela modelo.

En estas escuelas de “avanzada” la precarización de las condiciones de enseñanza y aprendizaje han llevado a las comunidades educativas a organizarse en defensa de la educación pública. Reclaman porque no tienen edificios escolares, porque los docentes son precarios y porque los chicos no tienen profesores al comienzo del ciclo lectivo, porque no tienen wi-fi cuando son escuelas orientadas a las nuevas tecnologías, y tienen muchos otros problemas. Veamos qué cuentan las y los protagonistas.

Las obras que no avanzan en Alta Gracia

Marco, papá de una alumna de la escuela PROA Alta Gracia, contaba que «hay un problema de base muy concreto y es la paralización de las obras desde el 2019. Cada vez que visualizamos esta protesta, “pareciera” que enviaran cuadrillas a trabajar a la obra, pero al apagarse las cámaras, estas desaparecen por meses, o hasta la siguiente protesta. Esto hace que los alumnos tengan clases en una escuela “prestada”, que ya les quedó chica”. Esta situación se agrava «porque perdieron el primer mes del ciclo lectivo por falta de nombramiento de puestos de docentes».

Finaliza reflexionando que «lejos de ser un problema local, pareciera un plan sistemático, ya que al comunicarnos con otras localidades nos encontramos con la misma realidad a lo largo de toda la provincia” Y agrega “Toda acción o inacción de gobierno tiene intenciones, beneficiados y perjudicados, siempre económicas. La pompa con la que se muestra el supuesto esfuerzo en la construcción de escuelas públicas, apenas disimula el «chorro» de dinero a una empresa llamada Makiber (parece chiste, pero no lo es). Por otro lado, y no menos importante en lo económico, es el desvío de fondos de los bolsillos de los trabajadores a colegios privados, a los que «caen» nuestros hijos por la carencia crónica de bancos en la escuela pública, laica y gratuita”.

El edificio prestado que colapsó en Unquillo

Comienza en el 2019 la escuela PROA Unquillo con un primer curso que dictó clases en el centro vecinal San Miguel. Por aquel tiempo el intendente ya había anunciado la construcción del colegio. El segundo año 2020, ya con dos cursos se trasladan a un viejo y deteriorado edificio (escuela especial Morzone), de la cual esa comunidad educativa se tuvo que ir después de una incesante lucha porque las instalaciones colapsaron; y con la pandemia las autoridades se desentendieron de futuros problemas.

Verónica, madre de estudiante de la escuela, cuenta que “en 2022 con cuatro cursos, y la triste realidad de que faltaban profesores, insumos, espacios, y que el nuevo edificio ni siquiera estaba en licitación, comienza ésta participación activa de la comunidad educativa, con el acompañamiento (enfrentando demoras burocráticas, administrativas y reformas educativas), de los docentes a cargo. Notas no respondidas tanto a nivel provincial como municipal para que den respuesta a las necesidades”.

Las escuelas públicas, al estar acostumbradas a disponer de pocos recursos, buscan propuestas pedagógicas acordes con la realidad que transitan. Es por eso que a las familias les solicitaron autorización para que las y los estudiantes puedan realizar caminatas y salidas con fines educativos en los alrededores del edificio escolar, durante las horas de educación física. Como explica Verónica “nos pidieron autorización para que los chicos puedan hacer educación física en la calle porque el espacio es reducido y no han conseguido otro lugar. Me pregunto qué docente podría hacerse cargo en estas condiciones y con la responsabilidad que significa dar clases con más de 20 alumnos en la calle”.

Y analiza que “viendo la realidad de las otras escuelas Proa y de la educación pública en general entendemos que existe un problema mucho más profundo. Se habla de justicia social, del futuro para una provincia tecnológica, de inversiones millonarias para un excelente programa de educación secundaria, una propuesta integral, innovadora y deslumbrante. Y se siguen inaugurando escuelas PROA, cuando no cuentan con la estructura organizativa, y dónde en silencio se precariza el trabajo de los docentes, poniendo en riesgo la calidad y la educación secundaria de los estudiantes”.

La escuela dividida en La Falda

En 2019 la escuela PROA La Falda comienza a funcionar en la Escuela Meincke que cede un aula y oficina para dirección, con la promesa de un edificio propio en el terreno donado por la Municipalidad de La Falda. En el terreno el gobierno provincial coloca un obrador y un cartel con el financiamiento y el plazo de obra, que al año siguiente desaparecen. A pesar de las promesas, las obras no se inician y las actividades continúan en la escuela Meincke.

En febrero de 2022, el mismo día en que los padres organizaron una asamblea abierta en el centro de la ciudad, representantes del gobierno provincial volvieron a anunciar con absoluta certeza que en marzo se iniciaban las obras. Al día de la fecha tampoco hay ningún indicio de que eso sucederá en el corto plazo.

A la vez, debido a que la escuela Meincke ya no tiene más espacios para ceder para la PROA, el municipio se compromete a realizar obras de remodelación y acondicionamiento de la Escuela Avellaneda con fondos de FODEMEEP. Se realizaron dos aulas dividiendo un salón de usos múltiples y se acondicionaron baños y una oficina para dirección. Pero la obra no incluye la construcción y/o remodelación de la cocina y el comedor de la escuela Avellaneda ya que es una obra húmeda, de mayor envergadura y para ello el gobierno de la provincia se comprometió a asignar 5 millones de pesos del Programa AURORA. Al día de la fecha, tampoco se recibió ese monto lo cual impide que los alumnos puedan cursar la jornada completa que exige el programa PROA.

En el momento actual, la escuela PROA La Falda está dividida: dos cursos que continúan en la escuela Meincke, un curso que comenzó con media jornada en la escuela Avellaneda y un curso que está a punto de mudarse de un establecimiento a otro.

Fabiana, madre de estudiante de la escuela, cuenta que “los padres organizados hemos mantenido reuniones con el inspector regional de educación técnica y con el intendente municipal. El día 18/04 hemos elevado una nota por CiDi solicitando una audiencia con el gobernador de la provincia para que se nos informe cuándo se inicia y se termina con la obra del edificio propio, y cuándo estará disponible el dinero del Programa Aurora para la construcción de la cocina/comedor en la escuela que ha cedido sus espacios para el funcionamiento provisorio”.

Se fortalecen los reclamos

Manuel Grahovac, subsecretario de Obras Públicas de la provincia declaró a la La Voz de San Justo, a mediados de marzo, que las 33 escuelas ProA actualmente en construcción presentan un promedio de avance de obra del 65%. Si bien los funcionarios señalan avances la paciencia de las comunidades educativas se agotó. Hace un mes en la escuela que funciona en barrio Ciudad, San Francisco, se reclamó fuertemente por la falta de aulas y docentes. Los estudiantes declaraban que «estuvimos en edificios que no eran nuestros. Tomamos clases en aulas improvisadas (…) Nos dividieron en hasta dos escuelas; perdíamos horas de clase por lo que tardaba el traslado de los profesores de una institución a la otra. En nuestro propio edificio perdimos espacios de recreación».

San Francisco tiene dos escuelas PROA y ninguna tiene su edificio. Lo mismo ocurre en Villa María, ciudad en la que el pasado jueves se manifestaron para reclamar por los edificios y por el correcto dictado de clases. Según publica La Voz del Interior, familiares de los estudiantes denunciaron la falta de profesores y puntualizaron que “hay chicos de quinto año que prácticamente no han tenido formación en la especialidad”.

La organización de las comunidades educativas que quieren defender la educación pública y que exigen que la educación que el gobierno prometió se haga realidad va creciendo y ya abarca a las principales ciudades de la provincia en los departamentos de Colón, Punilla, Santa María, San Justo y General San Martín.

Por La Izq Diario

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