Te contamos por qué hay que hacer control de exóticas, extraerlas y plantar árboles nativos

Eliminar especies exóticas invasoras, como la acacia negra (Acacia mearnsii), y reemplazarlas con árboles nativos es fundamental para la restauración y conservación de los ecosistemas locales de Córdoba.

Compartimos algunas de las consecuencias derivadas de esta acción:

  1. Protección de la biodiversidad local
    Las especies exóticas invasoras, como la acacia negra, desplazan a las especies nativas, alterando el equilibrio ecológico y reduciendo la biodiversidad. Al ocupar grandes áreas, estas especies impiden el crecimiento de plantas autóctonas y afectan a la fauna local que depende de esas especies nativas para alimento, refugio y reproducción. Los árboles nativos de Córdoba, como el algarrobo, el quebracho blanco o el espinillo, son esenciales para el mantenimiento de un ecosistema saludable y equilibrado.
  2. Restauración de suelos y prevención de la erosión
    Las plantas nativas han evolucionado en equilibrio con los suelos locales, lo que permite una mayor retención de agua y nutrientes, protegiendo contra la erosión. Las raíces profundas de especies como el algarrobo o el molle estabilizan los suelos, lo cual es esencial en zonas áridas o semiáridas de Córdoba. Por el contrario, las especies exóticas como la acacia negra alteran la estructura del suelo, provocando degradación, compactación y pérdida de fertilidad.
  3. Mitigación del cambio climático
    Los ecosistemas nativos tienen una mejor capacidad para secuestrar carbono y regular el ciclo del agua. Al eliminar especies invasoras que tienden a modificar el balance hídrico y de carbono en el suelo, se pueden restaurar estas funciones ecológicas. Plantar árboles nativos fomenta un ecosistema más resiliente frente a los efectos del cambio climático, dado que estas especies están adaptadas a las condiciones locales de clima y suelo.
  4. Preservación del patrimonio cultural y ambiental
    Los árboles nativos forman parte de la identidad cultural y ambiental de Córdoba. La tala indiscriminada y la expansión de especies invasoras han ido erosionando esta herencia. Restaurar el monte nativo es también un acto de preservación del paisaje y de la memoria de las comunidades que dependen de estos recursos para actividades tradicionales como la recolección de frutos o la producción de leña y miel.
  5. Control de plagas y enfermedades
    Las especies exóticas suelen traer consigo nuevas plagas y enfermedades que afectan tanto a la flora nativa como a los cultivos agrícolas. En muchos casos, las especies invasoras generan desequilibrios ecológicos que favorecen la proliferación de insectos o patógenos, afectando negativamente al ecosistema y a las actividades humanas en las zonas afectadas.
  6. Gestión eficiente del agua
    Especies como la acacia negra son conocidas por su alto consumo de agua, lo que contribuye a la desecación de los suelos y reduce la disponibilidad de agua para otras plantas y para el uso humano. En Córdoba, donde el agua es un recurso escaso, restaurar los paisajes con especies nativas que consumen menos agua y están mejor adaptadas a las condiciones áridas es fundamental para la sostenibilidad hídrica.
  7. Renocales: Monocultivos poco favorables
    Los renocales (monocultivos de Renox sp.) representan el 80% de la vegetación actual en algunas áreas de Córdoba. Aunque no son necesariamente invasoras, estos monocultivos son poco diversos y no brindan los mismos servicios ecosistémicos que una flora variada y nativa. Los monocultivos tienden a ser más vulnerables a plagas, menos efectivos en la retención de agua y suelo, y menos capaces de soportar la fauna nativa.

Por Paula Fontana