Solidaridad con hilo y aguja: el taller de Cris en Alta Gracia donó confecciones al hospital Arturo Illia

En el corazón del barrio General Bustos, donde cada retazo tiene historia y cada puntada lleva esperanza, el Taller de Cris protagonizó una emotiva acción solidaria: la confección y donación de mantitas, pantaloncitos y cubre-incubadoras para el área de neonatología del Hospital Arturo Illia.

La iniciativa surgió de manera espontánea, cuando Cristina Raffaele, profesora y fundadora del taller, comenzó a guardar los sobrantes de tela polar que quedaban tras las clases de costura. La necesidad se hizo presente gracias a dos alumnas que trabajan en el hospital, quienes compartieron la situación de los bebés internados en terapia. Así nació la idea de transformar esos retazos en abrigo y cuidado.

“Las chicas se sumaron con mucho entusiasmo. En los horarios donde no había clases, nos pusimos manos a la obra. Algunas trajeron más retazos, otras vinieron a coser. Fue un trabajo colectivo lleno de amor”, relató Cristina.

Las donaciones incluyeron mantitas, pantalones y cobertores especiales para incubadoras, fundamentales para proteger a los recién nacidos de la luz intensa. Cada pieza fue confeccionada en las máquinas del taller, con creatividad y compromiso.

El Taller de Cris no es solo un espacio de aprendizaje textil: es también un refugio para la creatividad y la comunidad. Desde hace casi 10 años, abre sus puertas a más de 100 mujeres —y algunos varones también— de todas las edades, desde adolescentes hasta adultos mayores. Cada alumna elige su prenda y trabaja en su propio diseño, en clases semanales de tres horas.

“Esto es como una juguetería para quien ama la costura”, confiesa Cristina entre sonrisas, mientras saluda a sus alumnas, que siguen concentradas en sus proyectos.

Para quienes deseen colaborar con la causa, pueden acercarse al taller ubicado en Sarandí 820, barrio General Bustos, desde las 6 de la mañana, o contactarse a través de la página “Taller de Cris” en redes sociales. Las donaciones de telas o insumos son bienvenidas para seguir ayudando.

Este gesto, nacido entre agujas e hilos, vuelve a demostrar que la solidaridad siempre se cose con las manos, pero sobre todo con el corazón.

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