Nadie puede negar (y negarlo es un acto absoluto de inocencia) que la ola Milei está generando una transformación casi necesaria en la Argentina mediante un fenómeno social más cercano al amor que generan los rockstar que a un líder político puro. Analizarlo es rendir una materia nueva, que está en pocos libros de política argentina, pero que iba a suceder casi por decantación.
¿Por qué? Los referentes históricos hicieron mal la tarea, y sin dudas, cansaron. Traen años de sillas tanto en el Legislativo como el Ejecutivo y cero respuestas. Sin contar…que los hechos de corrupción vienen pululando hace buena cantidad de años como un aura en gran parte de los que aún siguen ocupando puestos en la política de distintos espacios.
Es por eso que la bronca a la denonimada “casta” fue apoderándose de la gente hasta que demostró en las urnas el cansancio que venían sintiendo por modelos que estaban más cerca de la naftalina que de los grandes diseñadores.
Todo eso (una mezcla de fenómeno social, filosófico, político y otras yerbas) provocó que un outsider, columnista de programas de TV, gritón y mal peinado llegara al sillón presidencial prometiendo justamente aquello que la gente quería escuchar. Fue todo casi, casi más un fenómeno de fe que de realidad. Lo que siguió fueron casi sesis meses intensos que vienen siendo analizados por distintos profesionales en Economía y Política, y que no creo apropiado profundizar ahora.
De lo que si está bueno hablar es de aquellos que no están de un lado, ni del otro. No son los Bullrich, los Masa, los Kirchner, los Pichetto, Los Macri, los Scioli y muchos otros que vienen estando desde Menem a esta parte (o antes), pero tampoco pertenecen al nuevo movimiento anarco capitalista que hizo el acto más peronista del ultimo años en el Luna Park, es decir Milei.
¿Dónde deben (o pueden) pararse? es la gran pregunta que no los deja dormir, porque un paso en falso destruye lo conseguido. Lo que vivieron Llaryora y Paserini con la visita de Milei a Córdoba fue sumamente incómodo, y hasta innecesario. Que el presidente presida en el Cabildo un acto más político que institucional es algo…que ya vivimos? y que debía supuestamente desaparecer?. Que la gente, además, le grite al gobernador en su propia casa…fue, cuando menos, triste para el nuevo referente de cordobesismo que estuvo bastante solo porque varios de los que deberían haber estado encontraron la excusa justa para faltar.
¿Qué le suma más entonces a Llaryora? pelearse con este nuevo referente popular o alejarse de él?. Desde lo político, tiene un peso importante en la espalda porque debe generar un nuevo movimiento alejado de los viejos referentes del peronismo cordobés (de De la Sota y Schiaretti) pero sosteniendo a las bases; unas bases que desde que el Gringo preside el partido están más cerca de la derecha y Juntos por el Cambio, que del Justicialismo.
¿Eso será entonces el cordobesismo en los próximos años? Una rara fusión con Juntos y la LLA? O finalmente lo coptará la transformación peronista que comienza a gestarse y que tiene a la Confederación Nacional del Peronismo (que se creará el 6 de junio en Buenos Aires) como punto de arranque desde la doctrina, y alejando del kirchenerismo duro… La realidad indica que la pasión está un paso adelante, y a la política le está resultando muy incómodo pararse en la cornisa sin caer al vacío.