Geoturismo en Esquel: un viaje a la historia de la Tierra en Patagonia

En un entorno natural de extraordinaria belleza y riqueza geológica, Esquel se prepara para liderar el geoturismo en Argentina, uniendo el conocimiento académico con la oferta turística local. Esta iniciativa busca no solo atraer visitantes, sino también educar sobre la geodiversidad y promover la conservación del medio ambiente, generando un impacto positivo en la comunidad y en la economía regional.

El Contexto del Geoturismo en Esquel

El geoturismo es un tipo de turismo basado en la provisión de facilidades y servicios de interpretación que permite a los turistas incorporar conocimiento para el entendimiento de la geología y la geomorfología de un sitio o región.  En Esquel, la riqueza geológica del entorno, sumada a sus paisajes impactantes, presenta una oportunidad única para desarrollar esta modalidad turística.

La propuesta de geoturismo en Esquel se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio que busca integrar a diferentes actores: turistas, académicos, guías de turismo, autoridades locales y prestadores de servicios. Esta colaboración es esencial para garantizar que el desarrollo de actividades turísticas sea sostenible y que responda a las necesidades de la comunidad local. La articulación entre el sector académico y el turístico no solo enriquece la oferta, sino que también permite una mejor comprensión y conservación de los recursos naturales.

La Articulación entre Sector Académico y Turístico

La colaboración entre académicos y operadores turísticos es fundamental por varias razones. En primer lugar, los académicos aportan un bagaje de conocimiento técnico y científico que es esencial para facilitar la interpretación e incorporación de información geológica en el terreno. Su expertise permite no solo el diseño de programas educativos efectivos, sino también la creación de materiales informativos que pueden ser utilizados por guías y operadores turísticos. Esto garantiza que la información ofrecida a los visitantes sea precisa, actualizada y relevante.

Por otro lado, los operadores turísticos tienen un conocimiento profundo de las necesidades y preferencias de los turistas. Su experiencia en el campo permite adaptar las propuestas académicas a las expectativas del público, creando así experiencias más atractivas. Esta retroalimentación es invaluable para desarrollar programas que no sólo informen, sino que también entretengan y cautiven a los visitantes.

Además, la colaboración entre ambos sectores promueve un enfoque interdisciplinario que enriquece el producto turístico. Si bien el geoturismo le otorga una mayor centralidad a la geología; también propone la incorporación de otros componentes del ambiente como los arqueológicos, los culturales e históricos. La integración de diferentes miradas disciplinares permite construir narrativas más completas y atractivas, que enriquecen la experiencia del visitante y fomentan un mayor interés en la conservación de los recursos naturales. En efecto, la práctica geoturística se convierte en una herramienta fundamental para la divulgación científica y también para la geoconservación: no se puede cuidar lo que no se conoce. 

La Propuesta de Geoturismo en Esquel

La propuesta de geoturismo en Esquel se está desarrollando en la actualidad a través de un curso intensivo de campo, el GeoTUR ESQUEL. Este tiene como objetivo capacitar en geología en general y en la geología de los alrededores de Esquel en particular a turistas, guías, docentes de carreras afines y pobladores en general.  

El curso se estructura y se dicta en los alrededores de Esquel a lo largo de un circuito que conecta sitios de interés geológico. Estos incluyen afloramientos rocosos, geoformas y puntos panorámicos que, independientemente de su valor estético, son valiosos por su significado científico y su potencial didáctico. Los geólogos y geólogas que desarrollan esta propuesta docente en esta inmensa y bellísima aula al aire libre utilizan lenguaje accesible y comprensible para un público sin formación en geología.

El geoturismo es novedoso en Argentina y también a nivel global y constituye una actividad económica con capacidad de poner en valor recursos invisibilizados o subestimados. Por otro lado, asumiendo que el conocimiento lleva al cuidado al capacitar a los visitantes sobre la importancia de la geología y su rol en los sistemas naturales, se logra fomentar una mayor y mejor conciencia ambiental. La preservación de los recursos naturales es esencial para garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la belleza y el valor científico de la región.

La ejecución exitosa del GeoTUR ESQUEL (con tres ediciones hasta la fecha) permite formular, para el futuro inmediato (febrero/marzo del 2025), un proyecto geoturístico más ambicioso que conecta los valles de Esquel y 16 de Octubre, en el ambiente cordillerano, con el valle medio del Río Chubut y la caldera Piedra Parada, en sectores extraandinos. Este último sitio, un icónico destino, reconocido por sus singulares características geológicas, se convertirá, sin dudas, en un pilar fundamental del geoturismo local, atrayendo a visitantes de diversas partes del país y del extranjero.

Piedra Parada: Un Monumento Viviente A La Historia De La Tierra

La Piedra Parada es un monolito impresionante, de 240 m de altura, que se alza en el medio del valle del Río Chubut, formando parte de una antigua caldera volcánica. Este elemento del paisaje no solo es visualmente impactante, sino que también posee un valor geoturístico significativo. Integrar la Piedra Parada y el resto de los elementos de la caldera en un circuito que conecte e integre los numerosos sitios de interés geológico que yacen entre esta localidad y Esquel permitirá a los visitantes conocer una historia geológica que incluye desde antiguas explosiones volcánicas así como los restos del paisaje labrado por los glaciares en tiempos geológicos mucho más recientes.

Las actividades en la Piedra Parada pueden incluir senderismo, escalada y visitas guiadas, donde los turistas podrán aprender sobre la formación y evolución de este singular paisaje. La propuesta busca no solo atraer a los amantes de la naturaleza, sino también a aquellos interesados en la ciencia y la historia geológica, enriqueciendo aún más la oferta turística de Esquel y la región.

El Eco de una Erupción Milenaria

Pocos sitios desafían al geoturismo como la caldera de Piedra Parada. ¿Dónde está la caldera? ¿Es posible ver la caldera, en su totalidad, en el campo? ¿Qué elementos geológicos y cómo los relaciono para demostrar que, efectivamente, ese paisaje se corresponde con los restos de una caldera volcánica? ¿Hay posibilidades de qué un evento volcánico catastrófico como el que originó la caldera de Piedra Parada se repita en tiempos cercanos? ¿Por qué? ¿Qué es, geológicamente hablando la Piedra Parada? ¿Cómo se relacionó con la mega explosión que dio lugar a la caldera? ¿Cómo nos posiciona con respecto a los procesos geológicos y a la naturaleza en general la presencia de la caldera PP en el medio de la Patagonia extraandina? 

Hace más de 50 millones de años, una erupción volcánica monumental dio forma a lo que hoy es la caldera Piedra Parada. Esta estructura gigante, de 25 kilómetros de diámetro, por donde se extruyeron grandes volúmenes de magma, afectó la región cubriéndola de fuego y lava. Al cesar la furia volcánica, la erosión del río modeló esta formación única, creando un paisaje que parece no haber cambiado desde que la lava se enfrió. En sus rocas multicolores, de tonos que van desde el amarillo vibrante hasta el rojo oscuro, se pueden leer las huellas de aquellos días de furia y fuego, preservadas en el mismo lugar donde se originaron.

En un recorrido por el cañadón de la buitrera, el paisaje cambia como una paleta de colores en movimiento. Las paredes de piedra, que superan los 150 metros de altura, se van estrechando mientras avanzamos por el sendero. En sus fauces, la vida persiste: las bandurrias, los tucúqueres y el cóndor andino, aves que hacen del cañadón su refugio. Aquí, el viento parece llevar consigo historias antiguas, mientras los chinchillones, roedores simpáticos y curiosos, se asoman entre las rocas, como si observaran al visitante con la misma curiosidad que este les dedica.