Tomás Guzmán integra una muestra hasta el 9 de enero en Villa Carlos Paz. Se trata de otro de los artistas consagrados que tenemos el orgullo de contar como vecino de Villa Parque Santa Ana.
Tomás Guzmán, es otro de los artistas consagrados que tiene Villa Parque Santa Ana. De vasta experiencia en el arte y también en la docencia, ha llevado adelante múltiples exposiciones en Córdoba y el país.
En la actualidad, presenta algunas de sus creaciones en el hall del Palacio Municipal de Villa Carlos Paz en una muestra que comenzó el 20 de diciembre y se extiende hasta el 9 de enero. Junto a él, exhiben sus pinturas los artistas Jorge Cruz Crinejo y Martín Rodríguez. Las personas que quieran disfrutar de sus creaciones, pueden llegarse a Liniers 50 de esa localidad.
Esta muestra sirve un poco como balance del año al que Tomás considera como “muy positivo”; y también la oportunidad para dialogar con él y conocer un poco de este artista local que sin dudas, representa a la localidad de la mejor manera.
¿Cómo inicia su vinculación con el arte?
Para mí es un descubrimiento de la vida, porque de niño y con el apoyo de mis padres pude disfrutar del arte, del dibujo y la pintura…del arte visual. En una escuela pobre de Villa del Libertador, tuve la suerte de conocer una profesora de Plástica que estimulaba muy bien a sus alumnos y ella me incentivó para que, una vez egresado, pudiera entrar a la Escuela Provincial de Arte Figueroa Alcorta. Y así fue…de esto hace mucho tiempo. Pero con esto quiero contar que todo esto se desarrolla con mi vida. En la Escuela Figueroa Alcorta tuve la gran suerte y el privilegio de conocer a los grandes maestros de la pintura cordobesa. Egidio Cerrito fue mi primer profesor, con él tuve una relación de profesor y discípulo. También conocí maestros como Viola y otro más, Suarez…todo se desarrollaba en una época muy despierta de Córdoba, estamos hablando de los años 70. Una vez egresado, también tuve la suerte de conocer muchos compañeros del arte que decidimos continuar con la exploración del dibujo y la pintura a través de un grupo que conformamos para trabajar una vez egresados de la Figueroa Alcorta y trabajar en un taller particular. Alquilamos un local en barrio San Vicente y ahí íbamos regularmente como si fuéramos a una escuela a continuar con este proceso que no se termina nunca…que es el proceso del arte.
¿Qué estilo hace?
Justo me tocó una época de crisis general, tanto en el mundo como en América Latina, como en Argentina, y por supuesto en Córdoba. Una crisis de identidad, de identificación…de qué somos y cómo nos mostramos ante el mundo. En esa época estaban de moda los salones Di Tella y los salones Ika. Ika era el origen de la Renault Argentina. Se hicieron salones muy interesantes donde se mostraban obras de Venezuela, Cuba, Colombia, México y veíamos algo extraño porque aparentemente con el arte pop y el Op Art no mostraba exactamente lo que decían los argumentos de mostrar un arte americano, sino que mostraba más bien una continuidad de lo que se hacía en Europa, y eso lo observamos nosotros. Seguíamos con la intención de hacer algo propio, algo local y honesto; aunque sea pobre pero honesto, pero tener nuestro lenguaje propio. Así que en un enunciado del primer catálogo que hicimos de la exposición en Arte Moderno dijimos “El camino del arte es buscar un lenguaje plástico que se origina en el alma del hombre y su cultura. Que refleje su paisaje y también el hombre y su sociedad, es decir, el entorno humano donde nace, se educa y se relaciona socialmente”. Así que ese fue uno de los argumentos de nuestro catálogo y también dijimos que queríamos representar el color de nuestra tierra mediterránea, es decir, de nuestra Córdoba. Y así fue. Tuvimos muchísimas exposiciones en toda la provincia de Córdoba como Grupo LC y también en otras provincias como San Luis, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, y también expusimos en la Casa de Córdoba y a partir de ahí continuamos con el tema de seguir participando de salones y exposiciones y la última fue esta espléndida muestra que nos brindó la municipalidad de Carlos Paz. No están todos los del grupo porque algunos ya han fallecido, quedamos tres en Córdoba y otros en otras partes del mundo.
¿Se puede vivir del arte?
Vivir del arte no es fácil, pero vivir por el arte, sí. Como hemos egresado como docentes, yo soy profesor de Dibujo y Pintura, por ejemplo, tenemos esa fuente de ingreso. Tuve la oportunidad de dar clases en distintas escuelas de la provincia de Córdoba y ahora me jubilé, pero sigo apoyando al que quiera aprender en mi taller particular y es una manera de tener un aporte más para sobrevivir. De vez en cuando ocurre una venta de una obra y eso también suma.
¿Cuántas exposiciones ha hecho?
Exposiciones…no puedo poner un número porque son innumerables por suerte. Hice tanto colectivas como individuales. Este año para mí fue muy intenso porque hicimos un homenaje a los artistas de nuestro grupo que ya fallecieron en la Casona Municipal de la ciudad de Córdoba. Y ahora, gracias a Dios nos cedieron este espacio hermoso y así me lo dice la gente que ve y aprecia la luz de las escaleras del hall municipal de Carlos Paz. Lo hacemos para brindarle arte como se merece la comunidad de Villa Carlos Paz que está tan visitada por personas de distintas partes del país y el mundo. También quiero destacar una de mis últimas exposiciones antes de la pandemia que fue justamente en mi pueblo, en Santa Ana. Acá tuve la grata experiencia de que me cedieran un espacio muy grande junto a otras amigas: Laura Llanos, Ana Isbel del Corro y Gabriela Sehringer. Hicimos con el grupo “Colores de Santa Ana” un hermosa exposición a fines del 2019. Un agradecimiento al municipio que nos brindó ese espacio en el salón frente a la plaza, en la avenida principal. Eso nos queda en nuestra memoria.