La solidaridad no siempre se anuncia con estruendo. A veces nace en silencio, en el seno de una familia, en un gesto aprendido, en una intuición del corazón. Así comenzó la campaña que hoy impulsa Gabriel Inostroza, vecino de Despeñaderos, quien decidió encarar una cruzada para que la Navidad llegue con alegría y dignidad a 24 estudiantes que asisten al IPEM Nº 407 Anexo, ubicado en el pequeño paraje serrano Ciénaga de Allende, en el departamento San Alberto.
Allí, en las laderas de Traslasierra, la vida rural se combina con distancias largas, caminos de montaña y una comunidad dispersa. En ese contexto, la escuela funciona también como albergue, porque varios de los chicos viven a muchos kilómetros o directamente permanecen allí durante la semana debido a la dificultad para regresar a sus hogares.
Una iniciativa que nace del corazón
Gabriel explica el origen de su iniciativa: “Mi corazón me ha dictado realizar una acción solidaria para estos chicos. Voy a estar armando un bolso navideño para cada uno de los 24 jóvenes que asisten a esta escuela. Ellos se lo merecen y lo necesitan también”.
El impulso tiene además una raíz personal: su hermano es docente en esta institución rural, y conoce de primera mano la realidad de estos jóvenes de entre 12 y 17 años que estudian en un paraje con apenas un puñado de viviendas y recursos muy escasos.
Cómo colaborar
Las donaciones pueden entregarse en diferentes puntos:
- Avenida General Paz 371, Despeñaderos, hogar de la mamá de Gabriel.
- Coordinación para retiro domiciliario: él mismo pasará a buscar aportes entre el martes 2 y el miércoles 3 de diciembre.
- También habrá vecinos colaborando en Alta Gracia y Los Cedros, para quienes deseen sumarse desde esas localidades.
El viaje final se realizará el jueves 4 de diciembre, rumbo a la escuela donde entregará los bolsos navideños a cada estudiante.
“Lo único que quiero es que tengan una Navidad feliz”
Con una sencillez que conmueve, Gabriel concluye su mensaje: “Entre todos les podemos armar algo muy lindo para que estos chicos tengan algo especial en su mesa el 24, que puedan despedir el 2025 y recibir el 2026 con amor y felicidad, igual que todos nosotros”.
Su llamado invita a sumarse desde la empatía, recordando que a veces un pequeño aporte puede significar muchísimo para quienes viven en parajes olvidados por el tiempo.
Un paraje que resiste: la realidad de Ciénaga de Allende
Para comprender la importancia de esta campaña, es necesario mirar más de cerca la geografía y la historia del lugar al que llegará esta caravana solidaria.
Ciénaga de Allende es un paraje rural ubicado a casi 1.000 metros de altura, en plena serranía del Valle de Traslasierra. Se trata de un asentamiento muy pequeño, disperso, donde no llega el ritmo urbano y donde las viviendas —no más de siete en la zona inmediata— se distribuyen entre caminos rurales y paisajes agrestes.
La escuela IPEM Nº 407 Anexo, situada en Calle Pública s/n, es uno de los pocos espacios institucionales del paraje. A pesar de su aislamiento, cuenta con conectividad satelital, biblioteca y espacios de apoyo, y cumple un rol que va más allá de lo educativo: es refugio, encuentro y sostén para jóvenes que enfrentan desafíos cotidianos vinculados a la distancia, el transporte y la falta de servicios.
Además, el lugar tiene un fuerte componente histórico-cultural: desde el siglo XIX existieron allí oratorios y capillas vinculadas a la vida de montaña, reconstruidas varias veces y que formaron parte de la identidad comunitaria.
En ese escenario —duro, hermoso, aislado— el gesto de un vecino que decide tender un puente solidario entre Despeñaderos y Traslasierra encierra un mensaje potente: que ningún paraje, por pequeño que sea, debe quedar fuera del abrazo colectivo.