Córdoba vuelve a ser epicentro de una polémica en torno a movimientos espirituales alternativos. Un hombre denunció públicamente que su hijo, menor de edad, se encuentra atrapado dentro de una comunidad conocida como Amatreya, a la que calificó como una “secta coercitiva”. La situación tiene lugar en el Valle de Paravachasca, cerca de la ciudad de Alta Gracia, donde actualmente se asienta este grupo.
El denunciante, exmiembro de Amatreya, aseguró que dentro del grupo se practican técnicas de manipulación psicológica, aislamiento social y una rígida estructura de control espiritual. Según su testimonio, su hijo vive en el predio de unas 400 hectáreas que ocupa la comunidad, junto a su madre, y solo puede verlo “cuatro días por mes” por orden judicial.
Amatreya: una comunidad envuelta en controversia
Amatreya se define como una asociación civil sin fines de lucro, centrada en la autosustentabilidad, la medicina natural, la agroecología y la alimentación vegana. Sus miembros aseguran buscar un nuevo paradigma de vida, como respuesta a una supuesta crisis global derivada de la explotación de los recursos naturales. Sin embargo, para quienes abandonaron la comunidad, esa visión dista mucho de la realidad.
Fundada originalmente en el campo Kilampá, cerca de Cura Brochero, en la región de Traslasierra, la comunidad se trasladó luego a Sierras Chicas y finalmente al Valle de Paravachasca. En sus más de 20 años de existencia, Amatreya ha mantenido un bajo perfil público, pero las denuncias han comenzado a visibilizar prácticas alarmantes.
Denuncias por manipulación y riesgo para menores
El padre del menor asegura que dentro del grupo se desaconseja la escolarización de los niños, se prohíbe la vacunación y se impone una estricta dieta sin proteínas animales. También denunció que los menores reciben nombres “espirituales” y son sometidos a supuestas terapias alternativas sin aval médico.
Las figuras señaladas como líderes de Amatreya son Rosa María Zamora Martín, conocida como Amura, y Andrés Eugenio Torres Aliaga, alias Eleodhor. Según el testimonio, ambos ejercen un liderazgo espiritual autoritario que, en la práctica, diluye la individualidad de los miembros y los mantiene desconectados del entorno exterior.
Este no es el primer episodio que vincula a la comunidad con irregularidades. En 2009, en Villa Los Aromos, se reportó la inasistencia escolar de once menores pertenecientes a Amatreya. Esa situación derivó en la creación de la Ley Provincial N.º 9891, que establece un “Programa de Prevención y Asistencia a las Víctimas de Grupos que Usan Técnicas de Manipulación Psicológica”, promovido por la legisladora Nadia Fernández.
Un proceso judicial en curso
El proceso legal iniciado por el padre comenzó en 2020 en Cura Brochero, cuando solicitó que su hijo no permaneciera en el campo Kilampá. En mayo de 2025, tras el traslado de la madre con el niño al nuevo predio en Alta Gracia, el expediente fue derivado a la jurisdicción correspondiente, donde aún se tramita.
Actualmente, la Senaf y la Justicia penal provincial permiten que el niño continúe residiendo con su madre dentro del campo de Amatreya, pese a las advertencias del denunciante sobre los posibles daños físicos, psíquicos y emocionales a los que estaría expuesto.
Fuente: Via Córdoba