El ex ministro y asesor que el peronismo provincial tiene desde hace 23 años, Hugo Testa, por primera está obligado a recorrer el departamento, en busca de contener el descontento de varios dirigentes.
A pesar de que desde hace años se mueve en otros estratos (fue asesor de los dirigentes cordobeses más importantes como Jose Manuel De la Sota y Juan Schiaretti, también tuvo y tiene aceitados vínculos con el gobierno nacional y es promotor de varias inversiones del extranjero)a Hugo Testa hoy le toca bajar al llano y recorrer Alta Gracia y el departamento Santa María para intentar “mediar” en un clima hostil no solo por el descontento que hay en torno a varios frentes internos que tiene el peronismo local sino también por complicado panorama al que se enfrenta el peronismo en general de cara a las elecciones del 2023.
Con reuniones sin publicidad, fiel a su perfil, está encomendado a contener la dispersión de varios focos de incendio dentro del oficialismo en estas tierras.
En las reuniones con ejecutivos de localidades cercanas buscó contener el malestar que existe por el “ninguneo y abandono”, por parte del gobierno provincial, al sostener la negativa de la Re Re, negándoles la posibilidad de ser escuchados por las primeras líneas del Panal.
Si nos centramos en la ciudad cabecera, Alta Gracia, quizás la que más preocupación genera, busca contener a las cabezas con más recorrido en el peronismo local. Esto es debido a la permanente referencia que se hace de “desechar” a la vieja dirigencia y reemplazarla por una juventud que creció bajo el paraguas que los primeros le facilitaron.
No es simple el trabajo que tiene por delante, porque estas llamas no se apagarán solo con promesas para una dirigencia que se siente “jubilada” pero conserva el manejo de su propio territorio. Quizás la última carta para negociar en una elección que propios y extraños ven con un final incierto.
C abe destacar que Hugo Testa durante muchos años fue mencionado como el “Ministro sin territorio”, teniendo en cuenta que nunca pudo acceder a cargos ejecutivos por medio de vías electorales, pero siempre estuvo en el armado casi, casi desde las sombras. Se lo responsabiliza, por ejemplo, de crear las figuras de Facundo y Marcos Torres para una supuesta renovación que hoy está más complicada que nunca.