Se realizó en el Polideportivo. Organizaron y participaron la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción y San José, Sala Cuna, Centro de Jubilados y la comuna, a través del Área de Cultura.
Este viernes 16 de diciembre, se realizó el tradicional pesebre viviente, pero esta vez, tuvo un condimento especial: el marco fue el hermoso entorno del Polideportivo y se llevó adelante gracias a un trabajo conjunto de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción y San José, Sala Cuna, Centro de Jubilados y la comuna, a través del Área de Cultura.
“Esta es la historia de José, María y de una semilla que fue, es y será por siempre la esperanza de todos los hombres. Una historia tan parecida a tantas historias que escuchamos a diario, pero con algo particular, algo que nos da esa vitalidad y nos motiva a seguir su camino a través del tiempo. Es una historia que comienza así…” comenzó contando el relator ante un importante marco de público que siguió en silencio cada paso del nacimiento de Jesús.
Los actores voluntarios personificaron con profunda entrega el relato que habla de uno de los momentos más importantes de la vida cristiana.
La realización llevó varios días de ensayo bajo la coordinación de Karina Plutman, encargada de Cultura y las y los catequistas Claudia, Miguel, Hermelinda, Mabel y Laura.
El pesebre culminó cuando el padre Claudio levantó al niño Jesús mostrando a todos el Mesías “quien llegó para salvarnos”, dijo, ante el aplauso de todos los presentes.
Al finalizar, la jefa comunal Verónica Diedrich les entregó un souvenir a todos los que participaron y agradeció, muy emocionada, la entrega de quienes formaron parte destacando el trabajo en equipo que se necesitó para concretarlo.
“Así, en un lugar olvidado Dios quiso estar entre nosotros, hacerse hombre, para estar entre los hombres, hacerse pequeño para estar con los pequeños. Como tantas otras veces, en medio de la fatalidad, de las desgracias, esperamos una señal, un signo extraordinario que cambie la historia. Sin embargo, Dios no se olvida de los hombres, aparece muchas veces frágil, aparentemente indefenso, como un niño en pañales. Y entonces muchas veces nos preguntamos ¿algo tan pequeño nos salvará? Dios irrumpe en la historia de los hombres, en nuestra historia desde la pequeñez, desde la humildad, confiando en sus hijos. Navidad es una nueva oportunidad para que la sociedad cambie. Y este cambio se va a dar si empezamos por nosotros. Hacernos pequeños, dejar nuestra soberbia de lado, nuestro rencor, nuestras miserias humanas, hacer nuestro corazón dócil, como un pesebre para que Dios nazca nuevamente en nosotros y en los que nos rodean. Que, en esta Navidad, nos comprometamos con quienes más nos necesitan, que cada día de nuestras vidas sea una verdadera Navidad donde Jesús nace, no en una cueva fría de Belén sino en nuestro corazón”, de esta manera culminó la presentación.