El empresario farmacéutico Norberto “Tito” Olsina, dueño de una de las farmacias más emblemáticas de Alta Gracia, fue entrevistado en el ciclo Lo Charlamos con un Café, el streaming político de Mi Valle Medios que se emite martes y jueves de 19 a 21 horas. Desde su experiencia y con una mirada profundamente humana, Olsina habló sobre los desafíos del sector farmacéutico, la situación del país y la necesidad de planificación y coherencia a largo plazo.
De una tradición familiar al compromiso comunitario
Farmacia Olsina nació en 1956 en barrio Yapeyú, Córdoba. En 1962, los padres de Tito —ambos farmacéuticos— decidieron mudarse a Alta Gracia, donde fundaron la farmacia que hoy lleva más de seis décadas atendiendo a la comunidad.
“Yo nací acá, soy la segunda generación. Arrancaron mis padres, los dos farmacéuticos. Se mudaron en el 62. Hoy somos 23 empleados y tenemos sucursales en Despeñaderos y en el Complejo Los Arcos”, contó.
“El medicamento no es un producto, es un bien social”
A lo largo de la charla, Olsina insistió en un principio que resume su filosofía profesional:
“El medicamento no está tratado como un producto, sino como un bien social. La idea es que ese bien llegue a toda la comunidad, en tiempo y forma, y de la mejor manera posible.”
Cuestionó los intentos de desregulación que reaparecen cíclicamente:
“Eso ya se probó. En Buenos Aires se había desregulado y después se volvió atrás. No funciona, porque el medicamento necesita control y trazabilidad.”
Trazabilidad, control y responsabilidad
Olsina explicó con claridad el sistema que garantiza el seguimiento de cada medicamento desde su fabricación hasta el paciente:
“Cada cajita tiene un código único. El laboratorio informa a qué droguería se lo vendió, la droguería a qué farmacia, y la farmacia informa cuando lo dispensa. Eso se llama trazabilidad del producto.”
Sin embargo, advirtió que el sistema aún es parcial:
“No todos los medicamentos son trazables, y eso genera desvíos. Algunos terminan en lugares que no son farmacias. Se está trabajando para mejorar, pero es caro y complejo.”
Laboratorios y precios: “El mercado lo marcan ellos”
Con mirada crítica, Olsina describió el poder de los grandes laboratorios sobre el mercado nacional:
“Hoy hay tres o cuatro laboratorios que manejan los medicamentos de la Argentina. Uno muy grande marca la cancha y el resto acompaña. Hace dos años cambiaron las condiciones de compra y las farmacias perdimos mucha rentabilidad.”
Sobre los precios, fue categórico:
“El precio del medicamento siempre fue una negociación con el gobierno. Las farmacias no somos formadoras de precio. Solo en los genéricos hay un pequeño margen, pero nos regimos por los valores sugeridos del Colegio de Farmacéuticos.”
Medicamentos éticos, genéricos y diferencias reales
“Todos los medicamentos cumplen su rol en base al principio activo. Pero no todos tienen el mismo nivel de estudio. Un laboratorio original analiza cómo se absorbe, cuánto dura la dosis, cómo se disgrega. Otros pueden usar los mismos principios activos, pero con diferentes excipientes. Es pura química y física.”
En ese punto, explicó por qué el médico sigue teniendo un papel clave:
“El medicamento lo receta un médico, y el paciente respeta mucho lo que el médico le indica. Por eso la ley del genérico buscó que se recete por monodroga y que el paciente elija la marca. Pero en la práctica, todavía se sigue lo que sugiere el profesional.”
Los jubilados, la ley y las restricciones
Olsina analizó la evolución del sistema PAMI y la realidad de los jubilados:
“Hubo épocas donde se cubría el 100% de los medicamentos, pero después se implementaron restricciones. Hoy muchos jubilados llegan con recetas y tienen que elegir qué llevar, porque algunos medicamentos se cubren al 100% y otros no.”
El empresario describió la angustia que eso genera en pacientes mayores o con movilidad reducida:
“Esperan cinco días para poder retirar un medicamento, pierden tiempo, gastan en transporte… y mientras tanto, siguen enfermos. Es durísimo.”
“Necesitamos planificación, no improvisación”
En el tramo final, Olsina dejó un mensaje con sentido de país:
“El orden en la vida es planificación. Si planificamos a 10, 20 o 30 años, como en cualquier ámbito, el resultado llega. Pero lamentablemente, en Argentina no logramos mantener un rumbo. No puede ser que si soy A no quiera lo de B, y si soy B no quiera lo de A. Hay que ponerse de acuerdo en un camino y seguirlo.”
Con la serenidad del que ha vivido varias crisis, cerró la charla con una reflexión que trasciende su rubro:
“Tenemos que encaminar el país en base a un mismo rumbo. Más aún cuando se trata de salud. Si vamos todos para el mismo lado, nos puede ir bien.”