Se enmarca como el trabajo final de postgrado en la UNC de Alan Ejea, vecino de Alta Gracia, y plantea transformar el predio de Piedra del Sapo en un parque patrimonial, ecológico y comunitario, integrándolo al tejido urbano de Alta Gracia
Recuperar lo olvidado, dar vida a lo silenciado y unir a la ciudad con su entorno natural es la apuesta del paisajista Alan Ejea, quien acaba de presentar un ambicioso proyecto para la creación del Parque Patrimonial Piedra del Sapo, en un predio ubicado en la zona del arroyo Los Paredones.
La iniciativa, que será entregada formalmente a la Municipalidad de Alta Gracia, se enmarca como el trabajo final de Ejea en la Especialización en Planificación y Diseño del Paisaje de la Escuela de Posgrado de la F.A.U.D. – UNC. Sin embargo, trasciende lo académico: se trata de una propuesta pensada para impactar positivamente en la vida urbana, cultural y ambiental de la ciudad.
“Este proyecto es paisaje… pero también es emoción, raíces y compromiso”, expresó Ejea a Mi Valle, al compartir los fundamentos de una propuesta que ya despertó interés en funcionarios municipales.
Un espacio resignificado
El predio de Piedra del Sapo, actualmente en desuso, forma parte del Corredor Cultural–Natural del arroyo Los Paredones, y está cargado de memoria paisajística. La propuesta busca resignificarlo como un nodo ecológico, patrimonial y social, integrándolo activamente al tejido urbano de Alta Gracia.
El diseño contempla múltiples dimensiones y objetivos:
- Restaurar la vegetación autóctona y proteger la biodiversidad del área.
- Revalorizar el patrimonio histórico y natural, poniendo en valor elementos identitarios del lugar.
- Diseñar senderos, miradores, espacios culturales y educativos, fomentando la apropiación social del espacio.
- Promover un modelo de ciudad más sostenible, saludable y humano.
- Fortalecer el sentido de pertenencia y la participación comunitaria.
Implementación progresiva y factible
Uno de los puntos clave del proyecto es que fue diseñado bajo una lógica etapabilizable, lo que lo vuelve técnica y económicamente viable. Esta organización en fases permite que se pueda implementar de forma progresiva, con resultados visibles e impacto concreto desde las primeras intervenciones, adaptándose a los recursos y tiempos disponibles.
Una visión de futuro
Más que un parque, la propuesta de Ejea apunta a consolidar un Corredor Cultural–Natural, capaz de articular espacios verdes, historia local y comunidad. Un sistema de integración urbana que recupera la memoria del paisaje y lo proyecta hacia el futuro.
Con sensibilidad, formación y compromiso, Alan Ejea plantea una mirada transformadora del entorno, donde el diseño del paisaje no solo embellece, sino que conecta, educa y construye ciudadanía.











