“Al pueblo, pan y circo”, es un dicho muy conocido que se generó entre los gobernantes de la antigua Roma «panem et circenses», precisamente porque acostumbraban ofrecerlo a su gente a cambio de obediencia y, sobre todo, de mantenerse alejados de los asuntos que preferían conservar dentro del círculo político. Es decir, una forma terriblemente primitiva de intentar manipular la opinión pública; que desgraciadamente desde hace un par de años volvió para quedarse en Alta Gracia.
Hacer la plancha ante un hecho negativo y luego redoblar la apuesta saliendo a la arena pública con grandes anuncios, parece haber sido la fórmula ideal tanto del ex intendente Facundo Torres (hoy ministro de Gobierno) como de su hermano, el intendentre Marcos Torres. Ejemplos hay muchos. El más reciente, la excesiva erogación de dinero para la puesta en valor de la pileta del García Lorca (unos 28 millones de pesos). A eso se le sumó más de 18 mil vecinos sin agua durante más de 20 días; hecho que aún no está solucionado debido a que gente de distintos barrios padecen falta de suministro o baja presión durante el día.
Pero haber pasado una ola de calor con más de 40 grados sin agua, y manejar los dineros públicos de manera turbia para distintas obras, parece que no es tan grave si se le suma el reciente anuncio de la inauguración de Los Hornos con la presencia de Fernando Bladys, un sitio histórico ubicado justamente en una de las zonas que estuvo sin suministro básico.
Subestimar al vecino creyendo que nada es importante, que su dinero se puede manejar sin control y que todo se puede tapar con eventos que anulen el pensamiento crítico es creer que la humanidad ha retrocedido cientos de años.
Teniendo en cuenta que este será un año de muchos movimientos políticos previos a la elección del 2023, esta visión interna es -sin dudas-sumamente peligrosa para Torres. De seguir así le será cuesta arriba encaminar este gobierno que muchos califican como el peor de la historia de la ciudad.