El Sumo Pontífice falleció a los 88 años en su residencia. El domingo de Pascua, a pesar de tener su salud muy deteriorada, había hecho una aparición en el balcón de la basílica de San Pedro.
El primer Papa Argentino generó una revolución en el Vaticano e hizo que los fieles vieran en él a Juan Pablo II. El fervor, el entusiasmo, las ganas de evangelizar, lejos de los autos blindados, y cercano a la gente es lo que lo hizo ser mirando de otra manera.
Tenía 88 años y hace muy poco se había recuperado de una neumonía por la cual estuvo 30 días internado. Si bien recibió el alta, no estuvo presente durante los festejos de Pascuas pero el domingo se mostró en el balcón de la basílica de San Pedro para saludar a los fieles.
El gobierno nacional decretó siete días de duelo por su fallecimiento. A los pocos minutos de conocida la noticia referentes políticos de todos los espacios se unieron en oración por su descanso eterno.
Su llegada al Vaticano
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Desde joven, mostró interés por la fe y la vida religiosa, aunque inicialmente estudió para ser técnico químico. Sin embargo, a los 21 años, ingresó en el seminario jesuita y comenzó su formación para el sacerdocio. En 1969 fue ordenado sacerdote y luego continuó su preparación académica y pastoral en diversas instituciones de Argentina.

Durante los años 70 y 80, Bergoglio desempeñó varios roles de liderazgo dentro de la Compañía de Jesús en Argentina, llegando a ser provincial de los jesuitas en 1973. Su labor estuvo marcada por el contexto político difícil del país, incluyendo la dictadura militar. Posteriormente, trabajó como rector del Colegio Máximo de San José y ejerció como profesor de teología. En 1992, el papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires, lo que marcó el inicio de su ascenso dentro de la jerarquía eclesiástica.
En 1998, Bergoglio asumió como arzobispo de Buenos Aires, destacándose por su sencillez y cercanía con los sectores más pobres de la sociedad. Su estilo de vida austero, su enfoque pastoral y su defensa de la justicia social lo convirtieron en una figura influyente dentro de la Iglesia. En 2001, Juan Pablo II lo creó cardenal, dándole mayor visibilidad a nivel internacional. Su participación en el cónclave de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, ya lo posicionó como un posible candidato al papado.

Finalmente, el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, Jorge Mario Bergoglio fue elegido papa, convirtiéndose en el primer pontífice latinoamericano y jesuita de la historia. Eligió el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, reflejando su compromiso con la humildad, la paz y los más necesitados. Desde el inicio de su pontificado, ha impulsado reformas dentro de la Iglesia y ha promovido una visión de apertura, diálogo y misericordia en su liderazgo.