Una madre de la comunidad educativa de una escuela secundaria técnica de Paravachasca elevó denuncias formales contra un docente de la institución por expresiones inapropiadas en el aula, actitudes intimidatorias hacia su hija y otros estudiantes, y por hechos previos de relevancia pública vinculados a su conducta profesional.
Según la denuncia, el profesor habría realizado comentarios de tono ideológico, pseudocientífico y misógino durante clases de “Química General e Inorgánica”, alejados por completo del contenido curricular. Entre las expresiones señaladas por estudiantes y familias se mencionan:
- “El autismo es una condición inventada”,
- “Las vacunas contienen metales que cortan partes del cuerpo”,
- “Las mujeres que tienen muchas parejas no nos gustan a los hombres”, entre otros.
La madre denunciante asegura haber presentado una nota formal el 20 de marzo, que fue entregada personalmente a la dirección escolar. Sin embargo, no recibió constancia de recepción ni respuestas institucionales claras, más allá de una charla informal en el aula con el docente y el curso, que fue calificada por la dirección como un “simple malentendido”.
La situación se agravó el pasado 6 de mayo cuando, según relata, su hija fue expuesta públicamente en clase al ser señalada como la supuesta responsable de una queja “que había llegado a otras personas”. El docente habría dicho frente al curso:
“Estoy cansado de que hablen mal de mí… A partir de ahora no irán más al laboratorio ni a la sala de producción gracias a la mamá de esta alumna”.
Tras ese episodio, la madre se presentó en la escuela para solicitar explicaciones y pedir que se labre un acta de lo sucedido. Afirma que fue echada del establecimiento junto a su hija, sin que se permitiera dejar constancia por escrito ni acceder a una instancia formal de diálogo. Denuncia además que la directora se negó a tomar medidas y que maltrató verbalmente al personal que intentó mediar.
Días después, la madre fue recibida por autoridades de la Inspección del Ministerio de Educación y personal del equipo de acompañamiento (EPAE). Allí se labró un acta que, según su testimonio, no le fue entregada ni firmada por la inspectora en forma presencial, pese a que solicitó una copia.
La causa judicial, radicada en la Unidad Judicial de Alta Gracia, fue archivada recientemente por “no constituir delito”, según le informaron desde Fiscalía. No obstante, la preocupación en la comunidad educativa persiste.
En el relato también se hace referencia a hechos previos de conocimiento público en los que este mismo docente habría estado vinculado sentimentalmente con una alumna cuando aún era menor de edad. Este antecedente habría motivado una agresión física por parte de la madre de la menor, lo que refuerza la alarma entre familias del actual alumnado.
Estudiantes de diferentes cursos habrían manifestado temor a ser reprobados si hablaban del tema, e incluso afirman contar con audios grabados de clases anteriores con contenido inapropiado que podrían constituir indicios de grooming o manipulación emocional. Estas grabaciones serían presentadas como prueba adicional por otras familias.
“Mi hija fue humillada, expuesta y castigada públicamente por una denuncia que hice como madre preocupada. La escuela la desprotegió. Nadie me garantiza que esto no vuelva a pasar ni que mi hija esté segura”, expresó la denunciante, quien solicitó preservar su identidad.
El caso revela posibles fallas graves en los protocolos de actuación institucional, omisiones ante situaciones de riesgo y revictimización de una menor. La comunidad educativa espera respuestas efectivas y la intervención de organismos provinciales para garantizar los derechos y la protección de niños, niñas y adolescentes.
No se da a conocer nombre de la institución para proteger a los menores de edad que allí asisten, y tampoco del docente en cuestión porque no fue imputado. FOTO ILUSTRATIVA