La realidad de los transportes escolares de Alta Gracia: de 15 que había “hoy solo somos 5 o 6”

Con el objetivo de conocer cómo es la situación en la ciudad Miguel Zamora y Zulma Domínguez nos contaron cómo repercutió el aislamiento social, los costos, pero por sobre todas las cosas el rol que ocupan las familias y la relación que los transportistas logran tener tanto con los estudiantes como con sus afectos.

El transporte escolar fue uno de los rubros más castigados durante la pandemia y -a pesar de que desde hace varios meses está todo liberado- aún se les dificulta remontar y volver a ocupar el lugar de preponderancia que ocupaban.

Para explicar un poco cómo es la situación en Alta Gracia, Mi Valle, dialogó con Miguel Zamora y Zulma Domínguez, quienes están a cargo de uno de los transportes de la localidad, y quienes detallaron cómo repercutió el aislamiento social, los costos, pero por sobre todas las cosas el rol que ocupan las familias y la relación que los transportistas logran tener tanto con los estudiantes como con sus afectos.

“En líneas generales se trata de pequeñas empresas familiares. Eso da mucha confianza a quién los contrata. Esa seguridad en el transportista es una cuestión fundamental para la familia por eso nosotros siempre nos hemos manejado con acompañantes. Nos ha dado muchas satisfacciones humanas, económicas y de vida”, explicaron para poner en contexto de qué se trata el rubro.
Y sobre el tema, agregaron: “El transporte escolar es un mundo, nosotros gracias a Dios, siempre hemos tenido muy buena relación con los chicos, con los papás y hasta hemos llegado a compartir cumpleaños. Para nosotros es toda una vida”, agregaron.

Aclararon que antes de la pandemia había aproximadamente quince transportes escolares en la ciudad de Alta Gracia. “Ahora, lamentablemente hay tan solo cinco o seis. Cuándo todo comenzó hubo clientes que quisieron pagarnos todo el año a pesar de que no llevamos a sus hijos, lo hicieron para que nosotros pudiéramos subsistir. Tuvimos la suerte de ser uno de los sobrevivientes del transporte escolar”.

“En aquel entonces el municipio nos dio dos veces un subsidio que nos ayudó. También nos eximieron los tributos municipales de pago de transporte y el pago de las patentes de los vehículos que utilizamos para el trabajo. Había colegas que ya habían comprado por ejemplo una camioneta más nueva y empezar a pagar la cuota pero no les alcanzó y tuvieron que vender los vehículos. Eso los dejó sin trabajo”, afirmaron.

Sobre la cuota que solicitan para el transporte, explicaron que se logra de manera consensuada: “nos reunimos cuando empiece el año y ponemos la cuota que vamos a cobrar un tope y nadie puede cobrar para abajo para arriba sí se puede. Después la gente tiene el poder para decidir con quién quiere viajar”, manifiestan.
Es importante resaltar que el año arrancó con una tarifa de 7.000 pesos por mes aproximadamente, y hoy el promedio de la tarifa es de 9.500 por estudiante. “Los aumentos los hicimos progresivos porque estamos todos en la misma y por ende, entendemos a mamás y papás”, cerraron.

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