Como nunca, ahora está naturalizado el cambio de partidos, algo impensado en los tiempos de sus fundaciones. Pareciera que se trata de pertenecer a cualquier precio, desconociendo el pasado y sobre escribiendo el futuro.
Quizás la frase sentenciada por Leandro N. Alem, “que se rompa, pero que no se doble”, fue poco interpretada por los actores de la política argentina. Es que ese mensaje, que dejó en la carta de su habitación con el membrete “hacer pública”, cuando se quitó la vida en su carruaje, demostraba el valor que las ideologías y programáticas aprobadas por los partidos políticos, tenían para el fundador de la Unión Cívica Radical, al ver a sus correligionarios querer desconocer la piedra fundacional para justificar actos indecorosos.
El 2023 es un año electoral por excelencia, en algunas localidades de Córdoba se pueden llegar a vivir cinco elecciones, si contamos las locales, las provinciales del 25 de junio y en el caso presidencial, PASO, primera vuelta y un eventual ballotage.
Llama la atención en este recorrido de qué manera los saltimbanquis del mundo político demuestran una gran necesidad de pertenecer a cualquier precio, desconociendo su pasado y sobreescribiendo el futuro.
Mientras el actual gobernador, Juan Schiaretti, buscaba hasta última hora pertenecer a Juntos, una de las fuerzas que creó y profundizó la grieta junto a su némesis del peronismo K, en un ejercicio que tenía como única herramienta de disputa política el vaciamiento de contenidos y la discusión programática… el gobernador golpeó la puerta de la misma fuerza, que en época de elecciones intermedias y cuando “ELLAS” eran candidatas, se cansó de describir como un fracaso del gobierno de la alianza apuntando la escasa inversión en nuestro territorio sosteniendo que “cumplieron con el 20% de las obras prometidas”.
Claro que esta inconsistencia en la alineación política no es patrimonio solo del “Gringo”. En la vereda del frente, como contracara del peronismo cordobesista, está el partido radical junto al porteño PRO, que buscan destronar al modelo instalado por José Manuel De La Sota, buscando que esa tarea que hace años busca el centenario partido lo pueda lograr…….con otro peronista.
Es así, porque si de frases hablamos, quizás la de Alem no hizo mella en los correligionarios, pero la sentenciada por Juan Domingo Peron, “Para el peronista no debe ni puede haber nada mejor que otro peronista” tampoco en su espacio; y es por eso que Luis Juez, el ex menemista, kirchnerista, frentista y ahora juntista, buscará cumplir con la tarea encomendada por la UCR: ganarle a un gobierno peronista con un candidato peronista.
Quizás la reforma constitucional del año 94 es la gran culpable de esta degradación de las ideologías, para transformar a los partidos políticos en algo más parecido a una liga de fútbol, donde los partidos tradicionales se intercambian jugadores, o mejor reciclan, porque las caras no han variado demasiado.
El artículo 38 de la reformada constitución incorpora por primera vez a los partidos políticos en su texto, determinando que son “instituciones fundamentales del sistema democrático”, convirtiéndolos en una herramienta electoral, pero nuestra clase política interpretó en el mismo momento que también se los podía vaciar de contenido, responsabilidad al pensamiento y ética en la discusión de ideas.