La problemática del transporte público en Alta Gracia ha alcanzado niveles imposibles de sostener. A la falta de horarios del colectivo urbano, que ya venían siendo deficientes antes de la pandemia y se complicó aún más cuando volvió a la supuesta normalidad, se le suma el déficit de taxis y remises en horarios pico.
“Desde hace 10 años no otorgan chapas, hay mucha gente en lista de espera. Si seguimos con los mismos coches que hace años y la población aumentó cómo se supone que hagamos para cumplir? Considerando los imponderables también”, dice el propietario de una de las agencias de la ciudad, y reflexiona: “se ha transformado en un trabajo insalubre porque no podemos cumplir y los choferes y operadores reciben todo tipo de improperios de la gente porque el remis no llega o llega tarde por la demanda”.
La Ordenanza 8722 aprobada y puesta en funciones en el año 2010 que pretendía poner luz a este tema (luego modificada en algunos de sus puntos por la 8859), afirmaba en su artículo 7: “El número de licencias será determinado por la población de Alta Gracia conforme los censos efectuados oficialmente y no exceder de UN (1) taxi por cada OCHOCIENTOS SETENTA Y CINCO (875) habitantes de acuerdo a la necesidad del
transporte público de la Ciudad (…)”.
En ese pequeño párrafo la realidad golpea dos veces: “UN TAXI POR CADA OCHOCIENTOS SETENTA Y CINCO HABITANTES” y “DE ACUERDO A LA NECESIDAD DEL TRANSPORTE PÚBLICO DE LA CIUDAD”. Dos cosas que no se cumplen y que, al parecer, a nadie (oficialismo y oposición) se le ocurre resolver, de no ser por los vecinos que son los que hacen saber la problemática más frecuentemente.
Si bien la voz de los propietarios es “necesitamos más chapas” y “la ordenanza debe modificarse urgentemente”, la de los trabajadores dista un poco de eso. “Acá hay que ordenar el transporte público. Alguien tiene que de una vez por todas exigirle a las empresas de colectivos que mejoren el servicio. ¿Por qué en otras ciudades sino anda le sacan la concesión y acá hacen lo que quieren?”, dice un chofer de taxi al respecto.
Lo cierto es que el transporte es deficiente desde hace años en Alta Gracia, y nadie quiere (o puede) ponerle el cascabel al gato. Mientras tanto, los usuarios hacen largas colas para poder tomar el colectivo; un colectivo que se corta la mediodía y regresa a la tarde; y que además tiene unidades que deberían reverse de manera urgente por el nivel de precariedad; sin contar los horarios pico donde los pasajeros viajan hacinados.
Por el lado de los taxis y remises, y si el censo da un aproximado de 65 mil habitantes (como ocurrió con el padrón electoral), debería haber 75 unidades al servicio del vecino (según explica la ordenanza), más los autos que funcionan a través de los permisos (el municipio otorga 1 permiso cada 6 chapas); es decir unos 87 autos en la calle, cuando en realidad debe haber 50 funcionando en la actualidad.
Está a la vista que desde hace años no se hace un estudio serio de transporte en Alta Gracia y el Estado sigue mirando hacia otro lado.