La mujer usaba un sistema de trasferencias bancarias para los engaños. Fue detenida pero la Justicia la liberó porque “debía cuidar a sus dos hijos” y se dedicó a viajar. Gran parte del dinero nunca fue recuperado.
El teléfono de la sillonería de San Isidro sonó a media mañana. La empleada que atendió aquel día frio de junio del año pasado se sobresaltó. Una clienta quería comprar el esquinero más caro disponible: estaba valuado en $540 mil. Dijo que lo había visto por internet, y que estaba lista para hacer la transferencia bancaria por el total del monto. Los empleados empezaron a preparar todo, y avisaron a administración para terminar de coordinar el pago del producto.
Nadie sabía en ese momento que aquel llamado era, tan sólo, el primer paso de una estafa millonaria que recaudó casi 3 millones de pesos por día. Tampoco que la banda detrás del robo era liderada por una habilidosa mujer de 32 años llamada Etel A., que durante meses engañó a todos.
Lo curioso es que, luego de una intensa investigación, Etel fue descubierta y detenida en Alta Gracia, Córdoba. Sin embargo, pasó pocos días en prisión. Un juez le permitió esperar el juicio en libertad porque era “primeriza en el delito” y porque “tenía dos hijos que cuidar”. Ahora, se descubrió que la mujer, que cobra un plan social, vacaciona en Brasil sola, sin sus hijos. Los investigadores sospechan que los viajes los realiza con parte del botín, que nunca se recuperó.
Según la reconstrucción realizada por el fiscal Alejandro Musso, Etel A. llamó aquel día de junio a la sillonería de San Isidro luego de haber realizado una búsqueda en el sitio web y verificar cuál era el producto más caro. Cuando dialogó con la empleada se mostró sumamente interesada en poder adquirir el producto. Le dijo que quería hacer la transferencia por el total. Le pasaron nombre de la cuenta y el CBU. “Listo, ya está. Acabo de hacerla. Te tiene que aparecer”, le dijo. Sin embargo, luego de varios minutos el dinero no se acreditaba en la cuenta de la empresa.
Ante esta situación, Etel empezó amostrarse fastidiosa. Era todo parte del plan. Pidió hablar con alguien de administración para solucionar el problema. Cuando la otra empleada se puso al frente de la situación, Etel le dijo que creía que la estaban estafando y que iba a cancelar la operación. Del otro lado trataron de calmarla, no querían pedir una venta semejante. Cuando la supuesta cliente sintió que tenía controlada la situación, ejecutó el paso clave. El que terminó por concretar la estafa.
“Ya se lo que falta, te tengo que mandar el link para que aceptes la transferencia y te pueda llegar el dinero. Ya te lo mando”, le dijo Etel a la empleada del local. “Buenisimo”, respondió la mujer. Había caído en la trampa.
La estafadora envió un link de transferencia “Debin”. Se trata de un sistema poco conocido, implementado por los bancos en 2017, en el cual una persona envía un pedido de transferencia con un monto estipulado. Si el destinatario del link da el ok, se le debita automáticamente de cuenta.
Es decir, en este caso, Etel A. se aprovechó de que la empleada no conocía ese sistema. Envió el link, la empleada dio el ok y se transfirieron los $540 mil pero desde la cuenta de la sillonería a la de la supuesta clienta.
Cuando Etel verificó que en su cuenta había recibido los $540 mil, cortó el teléfono y descartó el chip. La estafa le había salido tal como esperaba. Cuando los dueños de la sillonería realizaron la denuncia, la causa recayó en la fiscalía del doctor Musso, que rápidamente comenzó a investigar que se escondía detrás de Etel y su estafa. Encontró algo grande.
La investigación determinó que, ese mismo día, la mujer había hecho lo mismo en dos comercios más. Uno ubicado en Ciudad de Buenos Aires y el otro en Córdoba. El total de lo robado sólo ese día ascendía a $2.600.000.
Luego de enviar distintos exhortos a bancos y empresas de billeteras electrónicas, desde la fiscalía de Musso descubrieron que las trasferencias “Debin” de ese día habían sido acreditadas en la cuenta de Etel.A. en el banco Banco de Córdoba. También, que las llamadas provenían de la ciudad e Alta Gracia, Córdoba.
El circulo empezaba a cerrarse sobre la mujer. En cuanto al dinero, mediante distintos trabajos de inteligencia, encontraron que, apenas era acreditado, la mujer realizaba distintas trasferencias a cuentas de familiares y amigos, que luego retiraban la plata en efectivo y se la retornaban.
“La mujer fue torpe en realizar la estafa con una cuenta a su nombre. También en comprar productos por Mercado Libre que enviaba a su domicilio. Tenemos registrado que durante meses compró perfumes, ropa y artículos electrónicos con la plata que iba robando”, dijo un investigador.
Con los datos aportados por las compañías consultadas por la Justicia, la geolocalización de los distintos teléfonos celulares y otros datos que recolectó la fiscalía, el 6 de octubre del 2021 se ordenó el allanamiento y detención de Ethel A. en la ciudad de Alta Gracia. En el domicilio estaba con sus dos hijos pequeño. Le encontraron decenas de tarjetas de debito y crédito, recibos de compras hechas por internet y en comercios, cuatro celulares, chips sin usar, perfumes y artículos electrónicos. La detuvieron inmediatamente, aunque no pasó mucho tiempo tras las rejas.
El juez de San Isidro que entendió en la causa aceptó el pedido de su abogado defensor para que sea excarcelada. “Los fundamentos de esa decisión tienen que ver con que la pena máxima por el delito de estafa es relativamente baja, de 6 años, por lo tanto, como era su primer delito, correspondía liberarla. Además, tiene dos hijos chiquitos que cuidar”, explicó una fuente judicial.
La especulación judicial es que Etel y su banda, robó grandes cantidades de dinero por día durante meses. “Nosotros encontramos sólo la de ese día de junio por casi 3 millones, pero seguramente hay más”, explican desde tribunales.
En referencia sólo a esos 3 millones, la Justicia pudo recuperar muy poco y lo hizo por un error de la estafadora. Apenas $500 mil pesos que quedaron congelados en un banco, porque Etel deposito ese montó social donde cobra parte de un plan que le da el estado. “Ella recibe $18 mil por mes y de golpe deposito $500 mil. Saltó una alerta en el banco y le retuvieron el dinero. Eso si se pudo recuperar”, explican los investigadores.
¿Qué pasó con toda la plata que Etel se habría robado y no se recupero? La justicia cree que se la esta gastando en el día a día en y viajes al exterior. En los últimos meses, descubrieron una cuenta de Facebook de la mujer donde sube fotos de su vida personal. En una publicación de enero de este año, a la que accedió Infobae, se la puede observar vacacionando en distintas ciudades de Brasil como Santa Caterina o Florianopolis.
En una de esas publicaciones, subida el 22 de enero desde Camboriu, escribió: “Agradezco a la vida por permitirme tanto. Experiencia hermosa de viajar sola y conocer tanta gente linda”. No parece el perfil de una mujer que fue excarcelada por el delito de estafa con la excusa de que debía cuidar a sus hijos pequeños.
Más allá de esto, Etel A. deberá afrontar un juicio oral por el delito de estafas. Sólo irá a ese debate acusada por el robo a la sillonería de San Isidro. Si bien la pena es de 6 años, la expectativa en tribunales no es alta. La especulación es que podría recibir una pena máxima de tres años en suspenso y así evitar la cárcel. Mientas tanto, los millones que se sospecha que robó, siguen sin aparecer.
Por Martín Candalaft