La Fundación ´Un Tatuaje por una Sonrisa´ en crisis: “No puedo más, pero no voy a bajar los brazos”

La Fundación Un Tatuaje por una Sonrisa, una organización reconocida por su compromiso con los sectores más vulnerables, atraviesa una de las peores crisis desde su creación. Su fundador, Juan Pablo Rodríguez, hizo un desesperado llamado a las autoridades para evitar el cierre de la sede, que hoy se sostiene con dificultad extrema.

Rodríguez fundó la organización en 2011, con el objetivo de brindar capacitaciones en oficios y generar oportunidades laborales, especialmente para adultos mayores, un sector históricamente relegado del mercado de trabajo. Desde entonces, la fundación ha sido un espacio de formación, contención y esperanza para decenas de personas que buscan salir adelante.

Hoy la sede de la fundación apenas sobrevive, pero no voy a bajar los brazos porque amo lo que hago”, expresó Rodríguez en un mensaje cargado de angustia y determinación. Según explicó, la falta de apoyo económico los obligó a suspender más de 25 talleres de oficio, dejando sin opciones de capacitación a quienes más la necesitan.

Es imposible pedirles un aporte, por más mínimo que sea, a una mamá que apenas llega a comer y vive en un rancho con techo de nylon”, relató con crudeza. “Decenas de personas que pasaban por acá con la esperanza de aprender y progresar, hoy ya no pueden hacerlo”.

El fundador apuntó directamente a las autoridades locales, Daniel Passerini, intendente de Córdoba, y Martín Llaryora, actual gobernador, a quienes pidió ayuda pública. “No solo porque me conocen y saben de mi vocación de servicio, sino porque les corresponde como autoridades”, manifestó.

Rodríguez cuestionó la falta de apoyo estatal a instituciones sociales como la suya: “El Estado debería ayudarnos, contenernos, acompañar, auditar y fortalecer a las fundaciones que hoy están a la deriva”.

A pesar del panorama sombrío, el compromiso del fundador sigue firme. “Me cansé de tener que rogarles por ayuda, pero no voy a descansar hasta acabar con todas estas injusticias. Todo tiene vuelta, y Dios acomoda todo”, concluyó.

El futuro de Un Tatuaje por una Sonrisa esta en riesgo, pero su lucha —y la de quienes encuentran en ella una segunda oportunidad— sigue en pie.