Los datos satelitales aportados por la Conae, indicaron que el 8 y 9 de septiembre, el valle de Punilla concentró casi el 50% de los focos. En cuanto al riesgo de incendios, la provincia sigue en alerta “extrema”.
“Nosotros estamos trabajando desde 1997, la antena empezó a bajar datos en esa época y por eso, uno se fue haciendo de un acervo de información de toda esta historia. Podemos constatar y verificar cómo se fue degradando todo el ambiente, cómo se fue consumiendo el bosque nativo porque tenemos las pruebas”, dice el físico Mario Lanfri, jefe de la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) que desde la estación terrena en Falda del Cañete, junto al equipo de trabajo, procesa la información que llega de los distintos satélites a los que tienen acceso.
“Básicamente nosotros tenemos en Conae un sistema de emergencias ambientales y nos encargamos de facilitarles información a los distintos organismos nacionales, provinciales o municipales, incluso ONGs, que tienen incumbencias en algunas de las fases de la emergencia”, cuenta Lanfri sobre estos datos que son una especie de “materia prima” sobre la cual distintas dependencias y grupos de investigadores desarrollan sus trabajos. En esa línea, destaca que si uno ve el mapa de focos de calor en el país, “se sorprende”. “Hay muchos focos, por día, por semana, por mes. Es increíble”, apunta.
En concreto, en las últimas dos semanas en la provincia tras una activación de monitoreo, con los datos del viernes 9 de septiembre, había 9.065 hectáreas afectadas. Esta información es la que se baja de los distintos satélites, que en su órbita alrededor de la tierra, en un esquema de tiempo estipulado, van aportando datos sobre cómo avanzan los frentes de fuego. El domingo 11, en tanto, con más información procesada, los focos de calor se ampliaron y se sumaron “al menos, otras mil hectáreas incendiadas en la provincia de Córdoba”. Es decir, que en una quincena, el fuego arrasó con más de 10.000 hectáreas en el territorio cordobés.
Hubo incendios en el paraje San Jorge, Huerta Grande, San Antonio de Arredondo, en Segunda Usina, en camino a Capilla de Remedios, Paraje La Ermita, zona de Ascochinga, Cañada de Cruz, La Cruz, Salsipuedes, Mendiolaza, Los Cocos, La Cumbre, Jesús María, Deán Funes, Tulumba, Cañada de Sauce y Valle Hermoso, entre otros. “En las últimas dos semanas, hubo unos 21 focos de calor”, dice el investigador de Conae que desempeña tareas desde el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, y añade que un solo incendio puede aportar muchos focos de calor en su diversificación, que en el procesamiento de datos, “representan un pixel que está ardiendo”.
Puntualmente, sobre el fuego desatado la semana pasada entre el 8 y 10 de septiembre en el valle de Punilla (en cercanías de La Falda, Huerta Grande y Villa Giardino), la Conae estimó unas 4.800 hectáreas quemadas de acuerdo a las imágenes del satélite Sentinel-2, casi el 50% de la geografía afectada por los incendios desde finales de agosto.
“Esto es porque estamos transitando la temporada de incendio que arrancó en agosto. Apenas venga la época de lluvias todo eso se calma”, aporta Lafri y cuenta que hubo otros años donde la situación escaló de manera más desproporcionada, como en 2013: “En esa oportunidad, las sierras se veían a la noche coronadas por el fuego, la situación tomó importancia internacional y se activó un alerta de desastre importante, como se hace siempre con estas situaciones ambientales. Todas las empresas apuntaron sus satélites a Córdoba y nos dieron su información. Era también septiembre, justamente, un mes que acá es bastante complicado”, cuenta el investigador sobre la forma de trabajo coordinado. Eso permite a los Gobiernos tomar medidas concretas cuando, por ejemplo, se prevé que el fuego avanzará sobre zonas pobladas o geografía con vegetación propicias para alentar el foco.
Fuente: La Nueva Mañana