Nada queda de la promesa de inaugurarla en el 2022 que hizo el intendente Marcos Torres, en plena campaña legislativa, rodeado de funcionarios. A este paso, la primera promoción egresará sin conocer las nuevas instalaciones.
En agosto del 2021, con resonante publicidad y previo a las elecciones intermedias, desfilaban los funcionarios por la obra de cimientos y estructura del edificio para la escuela PROA en Alta Gracia.
La realidad se impone y hoy el edificio no es más que un esqueleto de cemento, estando a escasos días del inicio del ciclo lectivo con presencialidad plena. La obra quedó olvidada… ya no hay elecciones y eso se evidencia en las prioridades.
Transcurriendo un verano con temperaturas máximas históricas que desnudaron como nunca la falta de inversión en los servicios básicos de nuestra localidad, donde COSAG y Municipio cerraron filas para poner el árbol delante del bosque, lo mismo parece que le cabe en la Educación, donde pareciera que solo es prioridad mientras los vientos electorales soplen con urgencias.
La obra prometida reiteradas veces y con fecha de inauguración para el 2022 sería solo eso, una promesa. La primera promoción de los alumnos que cursan en este proyecto educativo ambicioso con gran visión de desarrollo hacia la industria del conocimiento, se choca con lo más básico de la visión en la gestión pública.
Una administración que muestra con orgullo la remodelación de una pileta con un gasto que supera los 28 millones de pesos (a pocos kilómetros la municipalidad de Río Primero tuvo un costo de tres millones de pesos por la puesta en valor de un predio aún mayor), evidencia que el marketing político tiene más peso que las políticas publicas proyectadas en temas centrales como la formación académica de sus habitantes.
Lo concreto es que el gasto en la construcción de la escuela PROA tiene ya en dos ejercicios consecutivos proyectada una inversión de 28 millones de pesos de los cuales pareciera que no hubo ejecución alguna.
Todas las obras en una gestión son importantes y deben redundar en beneficios, pero cada inversión en el sector publico debería tener grados de prioridad, quizás en la visión de algunos funcionarios, es más importante “vivir el verano” o insistir con la “ciudad turística” a sostener con hechos el discurso electoral sobre la importancia de la Educación.
Tal vez el intendente puede ceder su despacho para hacer un aula para los chicos de oa escuela PrOA y q se vaya a tomar unos mates a la pileta olimpica, asi al menos se va a hacer algo productivo en esa oficina.