Hace unos meses Nilo Pérez, jefe comunal de Dique Chico, anunció la construcción de una nueva escuela para la localidad en el centro de su urbanización. Por el momento, la institución más cercana es la primaria Bernardo de Monteagudo en Bajo Chico, una escuela rural que tiene mas de 100 años de historia.
Pero, en el momento de demarcar los lotes que serán linderos a la plaza de la localidad, surgió el reclamo de un particular que presentó documentación sobre la titularidad de una porción del espacio verde. “Sabemos que es una situación incomoda para la comuna y el particular. Es un titular que cumple con todo el respaldo documental, siempre mantuvo sus tasas al día, nosotros quisiéramos que todo ese espacio se parte del proyecto de un Polo Educativo”, remarco Pérez, y explicó que “lamentablemente hoy la administración comunal no dispone de fondos para adquirir ese lote a pesar de la buena predisposición del titular”.
Esta situación se repite en varias localidades de Paravachasca, donde la explosión de crecimiento demográfico, dejó al desnudo la programación territorial escasa que tuvo la administración central provincial cuando se aprobaban diferentes trazas urbanas, sin espacios verdes ni lugares que proyecten edificios públicos.
Por otro el jefe comunal dejó en claro que “el proyecto de la escuela no se detiene, no hay ningún impedimento para cumplirlo, ya que los demás lotes fueron regularizados oportunamente por esta administración, si gobiernos anteriores hubiesen tenido esta previsibilidad, hoy no estaríamos en esta situación”, explicó.
Lo cierto es que desde la comuna aseguran que el pueblo “tendrá su escuela y dispensario nuevo”; este último en un lote adquirido por el gobierno local. Sin dudas deberán reevaluarse las administraciones del Valle de Paravachasca en torno a las herramientas con las que se cuenta para acompañar el crecimiento en la población con estructuras estatales acordes a la demanda.