Desde el corazón del Parque Temático Héroes, creado por el escultor Julián Incardona en la ciudad de Alta Gracia, nació hace muchos años un gesto tan simple como profundo: tallar al General San Martín y devolverlo al camino, para que vuelva a recorrer la Argentina a través del arte.
Con el paso del tiempo, ese gesto se transformó en un proyecto colectivo y federal. Hoy ya son más de 120 esculturas donadas, nacidas en este espacio de cultura viva y enviadas a distintos puntos del país, desde Paso de los Libres hasta Mendoza, desde Buenos Aires hasta cada provincia, y también más allá de los límites continentales, llegando incluso a la Antártida Argentina, en la Base Petrel.
Hace dos años, San Martín había alcanzado el hielo. En esta nueva etapa, volvió a llegar al límite, al sur profundo, a los confines de la Patria: Río Mayo, en la provincia de Chubut, en plena frontera argentino–chilena, reafirmando el sentido simbólico de una figura que sigue uniendo territorios y memorias.
Gracias a la gestión del Teniente Coronel Martín Sakamoto y al trabajo silencioso y comprometido de las escuelas rurales de la región, niños y niñas participaron de un concurso de dibujo que unió arte, historia y educación, soñando y creando en torno a los valores de los héroes nacionales.
Como resultado de ese proceso colectivo, una nueva escultura en mármol del General San Martín, realizada en el Parque Temático Héroes, encontró su lugar definitivo en la Plaza de Armas de Río Mayo, en un acto cargado de emoción y profundo sentido histórico.
En diálogo con Mi Valle Medios, el escultor Julio Incardona destacó la importancia de que esta obra haya llegado “a un lugar tan distante, en el borde extremo de nuestra Patria”, y subrayó que la escultura fue donada desde el Parque Temático Héroes como parte de un proyecto que busca expandir la cultura viva de Alta Gracia a cada rincón del país. “Seguimos enseñando arte e historia, llevando esculturas a los lugares donde hace falta la presencia del General San Martín”, expresó.
Asimismo, Incardona valoró el rol de las infancias en esta iniciativa, señalando que “el concurso artístico permitió que niños y niñas, tanto de escuelas rurales del sur como de Alta Gracia, participaran activamente en una experiencia educativa que une memoria, identidad y creación colectiva”.
Este proyecto trascendió lo escultórico para convertirse en una experiencia educativa, cultural y familiar, un verdadero acto de amor por la historia y por las infancias, donde la memoria se construye de manera viva y participativa, y donde el arte vuelve a hacer caminar a la Patria.
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