De Naty Contini a Naty De la Sota…pasando por Amalia Vagni: el derrotero político de Gustavo Rossi

Gustavo Rossi, oriundo de Alta Gracia, secretario general del gremio Uecara y referente del Partido Laborista cordobés, ha recorrido en pocos años un camino político tan extenso como contradictorio. Si esta fuera una novela, podríamos titularla “del liberalismo furioso al peronismo nostálgico, ida y vuelta sin escalas”.

Pero no es ficción. Es política, y en Alta Gracia se vive en tiempo real. El problema no es haber cambiado de opinión. El problema es que no se sabe cuál fue la opinión original. Rossi hoy por hoy es parte de la piedra fundacional del sello que lleva a Natalia De la Sota como candidata a diputada “Defendamos Córdoba”, pero debido a su extenso y no muy coherente derrotero, es bueno recordar su trayectoria política que pasó por distintos espacios.

2022: Un pie en cada vereda (y un brazo también)

En 2022, Rossi militaba activamente la precandidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, enfrentado en ese entonces a Patricia Bullrich dentro de Juntos por el Cambio. Hasta ahí, una definición.

Pero a la vez, apoyaba públicamente a figuras como Sara Majorel, hoy tentada por La Libertad Avanza, y a Pedro Dellarossa, hoy parte de Hacemos Unidos por Córdoba.

Por si hiciera falta más confusión, también respaldaba a Natalia Contini, bullrichista sin filtro, libertaria de línea dura, enemiga declarada del peronismo cordobés. Así, sin ruborizarse.

2023: Candidato en Alta Gracia con el radicalismo

En 2023, Gustavo Rossi decidió competir como candidato a viceintendente de Alta Gracia junto a Amalia Vagni, en una alianza que unió al Partido Laborista con la UCR y el Frente Cívico de Luis Juez.

Una jugada arriesgada en lo ideológico, enfrentando al peronismo local que él mismo había respaldado antes junto a Walter Saieg, y apoyando a Marcos Torres para la intendencia después.

La pregunta flotaba en el aire: ¿qué representa realmente el Partido Laborista de Rossi? ¿Una agenda de trabajadores o una agenda personal?

2025: El retorno al peronismo… ¿de la mano de quién?

Este año, la sorpresa fue mayúscula. El Partido Laborista se incorporó al frente “Defendamos Córdoba”, encabezado por Natalia de la Sota, heredera del peronismo tradicional que ahora busca diferenciarse del llaryorismo.

Así, Rossi completa un ciclo insólito: de apoyar a una libertaria anti-peronista, a sumarse a la hija de uno de los gobernadores más emblemáticos del peronismo cordobés.

Camaleonismo o pragmatismo: ¿hasta dónde?

La política permite adaptaciones. Lo que no puede tolerar es el abandono sistemático de la coherencia. Rossi no parece estar construyendo un proyecto colectivo, sino un GPS que recalcula según la ocasión.

No se trata de condenar los acuerdos ni las transiciones, sino de preguntarse: ¿quién representa a quién? ¿Qué piensa hoy Gustavo Rossi que no pensaba el año pasado? ¿Y qué pensará el año próximo?

En Alta Gracia, donde el electorado tiene memoria, el oportunismo no pasa desapercibido. Y en un contexto de crisis de representación, los zigzags no suman: restan confianza.

En resumen, Gustavo Rossi ha sido macrista, larretista, bullrichista, radical, juecista y ahora delasotista. Todo eso en apenas tres años. El Partido Laborista que preside ya no parece un espacio de representación sindical, sino un vehículo personal para transitar el camino más corto al poder disponible. Una cosa es el diálogo. Otra, muy distinta, es la falta total de identidad. Y en política, cuando todo da igual, lo que está en juego no es solo un cargo. Es la credibilidad.

¿Y Contini? Silencio de radio

En todo este juego de alianzas descartables, hay una figura que sorprendentemente calla: Natalia Contini, intendenta de Anisacate, construida políticamente desde un discurso anti-peronista furioso, libertario y con fuerte cercanía a Bullrich. Fue ella quien denunció públicamente la decadencia del PJ cordobés y hasta se burló de quienes pactaban con “los mismos de siempre”.

Pero ahora que su ex socio político se abraza a Natalia de la Sota, ¿hay crítica, distancia, coherencia? Nada de eso. Solo un estratégico silencio que huele más a cálculo electoral que a convicción moral.

Porque si para Contini el peronismo era todo lo que estaba mal, ¿cómo justifica que quien caminó a su lado hoy integre ese mismo espacio?