Este lunes se conmemora en todo el país el Día del Panadero, una fecha que rinde homenaje a quienes, con esfuerzo, pasión y trabajo silencioso, garantizan uno de los alimentos más esenciales en la mesa de los argentinos: el pan.
En el marco de esta efeméride, desde Mi Valle visitamos una de las panaderías locales para conversar con Sarif, panadero de profesión desde hace más de 12 años, quien nos abrió las puertas de su obrador para contarnos los secretos, desafíos y el enorme amor que implica este noble oficio.
“Nosotros trabajamos las 24 horas. El hornero arranca a las 12 de la noche para dejar todo listo, y desde las 5 de la mañana empieza la primera parte de la producción. Por la tarde, los chicos ya preparan lo del día siguiente”, explicó Sarif. El ritmo no se detiene, y solo se toma una pausa dos veces al año: el 1º de mayo y el 1º de enero. “Son los únicos días en que no hay pan fresco, por eso la gente viene antes y compra el doble”.
Aunque la tecnología alivió ciertas tareas, el esfuerzo físico sigue siendo intenso. “Se soportan temperaturas extremas, se trabaja de madrugada, y el panadero no puede frenar: si no amasás hoy, no hay pan mañana”, contó Sarif, destacando el compromiso que requiere esta profesión.
Dentro del equipo de trabajo, cada persona cumple un rol específico: “Hay quienes se ocupan del pan, otros de hojaldres y facturas, las pasteleras hacen todo lo dulce, y también tenemos nuestra propia fábrica de sándwiches. Todo está organizado para que no falte nada”.
La panadería se destaca por sus productos saborizados y chipacitas, una especialidad muy valorada por los clientes. “El pan como el de acá no lo consigo en ningún lado”, es una frase que se repite a diario. Y muchas de las variedades nacen gracias a las sugerencias del público: “Probamos para un cliente, y si funciona, lo incorporamos”.
Más allá de las recetas, cada panadería guarda su pequeño secreto: “Hay una fórmula que se transmite, una mano, una técnica que cada uno desarrolla con los años”, explicó Sarif con orgullo.}
“El pan es eso que no puede faltar. Puede faltar cualquier cosa, pero no el pan. Es todos los días”, afirmó. Y en esta frase se resume el alma del oficio: estar siempre, sin descanso, amasando el alimento que une a las familias, que acompaña la mesa y que, aunque muchas veces pase desapercibido, nunca falta.
Desde aquí, saludamos con gratitud a todos los panaderos en su día. ¡Gracias por su dedicación diaria, por su entrega y por hacer de cada desayuno, merienda o comida, un momento especial! 🥐💛

