Nota de opinión de Daniel Villar, militante peronista.
Más de medio siglo después de aquel simbólico enfrentamiento entre el representante de Estados Unidos y el líder argentino, el País y la Patria Grande, aún se debate entre los proyectos de sumisión a las políticas de Washington o la construcción de una integración regional que le permita consolidarse como factor geopolítico para un convulsionado universo cismático.
Desde aquella epopeya, que dio lugar al Movimiento Peronista, la sociedad argentina, nuevamente vuelve a dividirse en dos partes irreconciliables. Por un lado, los que defienden la Justicia Social, la independencia Económica y la Soberanía Política; por el otro, los que destruyen el Estado de Derecho, los que pretenden diciplinar al Pueblo a base de Cárcel o Bala, los que masacraron los derechos de los más débiles y pretenden someter a los valientes.
Con las claudicantes manifestaciones, del nuevo embajador del norte, no hay dudas, como se decían en aquel histórico 24 de febrero de 1946, “son un salvavidas de plomo para la otrora Unión Democrática, al presente “Frente Libertad Avanza”
Estas desacertadas expresiones no son mas una nueva forma de revertir “nuestro orden constitucional”. Un gobierno que privilegian la adhesión de compinches, que excluyen a los capaces y garantizan el éxito de los de afuera; condenan a los de adentro a una miseria estructural. Tal como viene ocurriendo al 70% de la población, o más, de la Argentina, que está siendo saqueada, por los de afuera en complicidad con los de adentro.
Queda despejado, una vez más, que el País, no se desarrolla a fuerza de empréstitos con el FMI, o un déficit “cero” a costa del hambre del Pueblo; sino entre otras cosas primordiales, con educación (la verdadera revolución de los pueblos), el restablecimiento del Estado de Derecho, la integración económica, política y social, la recomposición del aparato productivo nacional y crecimiento soberano.
Unidos o dominados, desde ese momento, ahora y siempre, esa es la opción para todos los pueblos que habitan desde el sur del río Bravo hasta Tierra del Fuego.
Bien decía JD Perón: “Cuando te aplauden los de afuera y se priorizan sus intereses es porque estas jodiendo a los de adentro”..