Alta Gracia: los números del domingo prendieron todas las alarmas de cara a septiembre

Pensando en los comicios municipales, algunos se alegraron por los números obtenidos, pero otros comenzaron a preocuparse.

El ajustado triunfo de Martín Llaryora desnudó lo difícil que son los recambios generacionales, algo que impactó en todos los circuitos del departamento, salvo en Despeñaderos.

Si tomamos como referencia las elecciones estrictamente locales, vemos que en varias localidades los triunfos se lograron por márgenes muy acotados, por escasos votos, o márgenes porcentuales que no superaban el 3%.

La Rancherita decidió a su ganador por 15 votos, La Serranita solo por 9, perdiendo el oficialismo, el Tribunal de Cuentas a manos de un Vecinalismo, La Bolsa por cuatro votos y la misma situación en varias comunas, como por ejemplo Monte Ralo, donde un solo voto decidió al triunfador.

En esta curva de definiciones, solo se destaca el aplastante triunfo de Carolina Basualdo en Despeñaderos, donde se convirtió en la figura más importante a nivel departamental y con mayor proyección.

La ciudad cabecera es la más llamativa en este panorama, porque los números de la elección pasada muestran un panorama incierto hacia el septiembre futuro.

La figura de Facundo Torres logró quedarse con el tramo de legislador departamental, pero por escasos 2,5 %, salvado por la excelente elección de Basualdo, si tomamos como referencia su rol en la ciudad que debería entregarle su mayor caudal de votos, su resultado quedó en el debe y encendió las alarmas del peronismo para las elecciones municipales.

Si tomamos en cuenta que Juntos por el Cambio, posicionó a Leandro Morer como cara visible a las elecciones municipales, sin demasiada competencia entre sus aliados y que el peronismo podría dividirse en tres: Marcos Torres encabezando una de las propuestas y dos desprendimientos que podrían representar Walter Saieg, por un lado, y Pablo Ortiz por otro, el oficialismo quedó en una posición extremadamente incómoda.

Estos mismos números fueron remarcados en el bunker de Llaryora, viendo quienes que se promocionaban como hombres fuertes, demostraron poco control de su propio territorio, evaluación que recayó también en otras localidades como Villa María o Río Cuarto.

Falta para el mes de la primavera y el llamado a las urnas por el sillón de Lepri, pero contrario a lo vivido hace cuatro años, el torrismo mostró un claro retroceso en las consideraciones del electorado y varios perros ya huelen sangre.