Con gran alegría y orgullo, la comunidad educativa de la Escuela Presidente Hipólito Yrigoyen inauguró esta mañana una sala de proyección especialmente acondicionada para brindar un nuevo espacio de recreación, aprendizaje y encuentro para todos los estudiantes. El acto contó con la participación de docentes, familias y autoridades municipales.
La directora del establecimiento, Silvia Palacio, junto a las vicedirectoras Patricia Scurti y Mariana Argüello, recibieron a los presentes con gran emoción. “Este proyecto comenzó hace dos años, pero por cuestiones económicas no lo habíamos podido concretar. Este año, finalmente, logramos cumplir ese gran objetivo. La idea es que los chicos tengan un espacio donde puedan disfrutar, ver películas, y también que las seños puedan usarlo para complementar sus planificaciones”, explicó la directora.
La sala está equipada con una pantalla, proyector, sillas, almohadones realizados en talleres con mamás de la comunidad y todos los elementos necesarios para crear una verdadera experiencia audiovisual. “El trabajo fue colectivo, cada docente aportó algo, desde ideas hasta materiales. También recibimos ayuda del Rotary Club, hicimos rifas, reciclamos y trabajamos mucho con las familias”, comentó la vicedirectora Patricia Scurti.
Uno de los momentos más esperados de la jornada fue la develación del nombre de la sala. Cada grado propuso un nombre y, tras una votación general entre familias y docentes, se eligió uno, guardado como sorpresa hasta el acto oficial. “Es un momento muy especial porque involucra la participación de todos”, dijeron las autoridades con una sonrisa cómplice.
El proyecto también se enmarca en el programa “Voces por los Derechos”, y surgió a partir de una reflexión muy profunda de los alumnos de sexto grado. “Los chicos nos dijeron: ‘Tenemos derecho a la recreación, seño, pero… ¿con qué nos recreamos?’ Eso fue el motor. Ellos nos hacen ver las cosas con más claridad y urgencia”, señaló Silvia Palacio.
La inauguración cerró con una función especial de cine para todos los cursos, desde primero a sexto grado, acompañada —por supuesto— de pururú casero preparado por las docentes.
En palabras de quienes llevan adelante este proyecto, “cuando hay trabajo en equipo, los logros son visibles. Esto no se hace de un día para el otro. Es el fruto de mucho tiempo, muchas manos, muchas ganas… y sobre todo, mucho amor por la escuela y por los chicos”.
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