En el barrio Parque del Virrey, la solidaridad se hizo presente de la mano de Nico, Leo y Ale, tres jóvenes barberos que, con apenas 16 y 17 años, decidieron poner su oficio al servicio de la comunidad. Este fin de semana visitaron el merendero Pequeños Gigantes, donde ofrecieron cortes de cabello gratuitos a niños, jóvenes y adultos que se acercaron al lugar.
Una vocación que nació temprano
Leo, uno de los impulsores del proyecto, contó que comenzó a cortar el pelo a los 11 años. Su pasión motivó a sus amigos, que se sumaron y hoy trabajan juntos bajo el nombre de “Barberos Solidarios”.
“Queríamos hacer algo distinto. Hay gente que colabora con ropa o alimentos, y nosotros quisimos aportar desde nuestra profesión. Un corte de pelo le hace falta a todo el mundo, y ver la sonrisa de los chicos nos da más fuerza”, explicaron.
Un proyecto en marcha
Los jóvenes asisten a diferentes merenderos cada domingo, llevando no solo sus herramientas y habilidades, sino también el compromiso de brindar una atención completa, “como en cualquier barbería”. Para ello, apelan a la colaboración de la comunidad con insumos básicos como papel de cuello o guantes.
Cada uno combina su oficio con la escuela secundaria: los tres estudian en el Colegio Nacional y residen en distintos barrios de la ciudad.
Una red solidaria que crece
La actividad de este fin de semana fue acompañada por Johana, referente del merendero, quien destacó la iniciativa:
“Es una cadena de solidaridad. Ellos se sumaron sin dudarlo y les estamos muy agradecidos. Gracias a estas acciones, muchos chicos no solo reciben un corte de pelo, sino también una muestra de cariño y dignidad”.
Próximos pasos
Los barberos ya tienen agenda solidaria: el 21 de septiembre estarán en Villa Oviedo, en la celebración del Día del Niño y la Primavera, y luego continuarán en otros merenderos de la región.
Mientras tanto, el merendero Pequeños Gigantes sigue convocando a la comunidad para colaborar. Actualmente asisten entre 200 y 220 personas los viernes en la cena y 130 niños los jueves en la merienda, y necesitan con urgencia una cocina para continuar con las actividades.
Con apenas 16 y 17 años, estos tres jóvenes barberos son un ejemplo de que la solidaridad no entiende de edad, y que un pequeño gesto puede transformar realidades.








